Andrea Motis: "La familia es media vida, tanto para poder ser música como para poder ser madre"

Actúa este viernes, a las 21.00 horas, en la Praza de Santa María
Andrea Motis. CLARA RUIZ
photo_camera Andrea Motis. CLARA RUIZ

Andrea Motis (Barcelona, 1995) es tompretista, saxofonista y cantante de jazz. Comenzó su formación cuando apenas tenía siete años. En 2007, con tan solo 12, entró en el grupo Sant Andreu Jazz Band, dirigido por el reconocido maestro de música Joan Chamorro, quien la descubrió artísticamente y con quien, hasta el momento, ha grabado seis discos.

A sus 27 años, Motis lidera su propia banda, con la que viaja por todo el mundo, y además es madre de un bebé de dos años. Su último lanzamiento, Loopholes, incurre en los dominios del funk, del neo-soul, del hip-hop y de la cumbia colombiana. Este viernes llega al San Froilán: desde las 21.00 horas actuará en la Praza de Santa María, sumándose así a las fiestas de Lugo.

Fue casi una niña prodigio en un mundo tradicionalmente masculinizado como es el del jazz. ¿Le resultó muy complicado abrirse camino siendo tan joven y siendo, además, mujer?
Empecé en la escuela de Joan Chamorro, muy niña, y a pesar de que en esa época siempre tocaba en bandas con hombres, nunca tuve la sensación de que se me considerara menos por ser mujer. Tal vez sí por ser más pequeña, eso es verdad que condicionaba un poco el trato y el lugar que los demás me daban. Cuando crecí un poco y me empezaron a considerar una persona adulta, creo que también se me empezó a respetar más.

Cuando inició su carrera, hace no tantos años, había todavía menos referentes femeninos que a día de hoy. ¿Cree que eso le influyó de alguna manera?
Es verdad que, al principio, yo no tenía referentes femeninos, y eso creo que sí que es algo que pesa bastante y que hace que las niñas no se vean tan capaces de hacer carrera en el mundillo. Yo, por suerte, aunque a veces sentía que me faltaba algo, seguí. Luego, cuando empecé a encontrar mujeres que tocaban la trompeta o que lideraban bandas de jazz, sentí que hallaba también un espacio, porque lo que ellas tocaban me sonaba mucho más cercano. Es algo que me cuesta explicar, pero sentí que ellas hablan de cosas o expresaban ciertas cosas que me eran mucho más próximas, porque podía identificarme con ellas.

¿Cree que eso está cambiando?
Sí, creo que, ahora, las niñas que se van acercando a esta profesión tienen más referentes femeninos en el mundo del jazz, y eso ayuda mucho. Además, yo veo que cada vez somos más, y eso me llena de alegría.

Precoz para muchas cosas, no solo para la música, fue madre hace dos años, a los 25. ¿Cómo ha hecho para afrontar su maternidad sin dejar de lado su carrera, siempre tan llena de viajes?
Yo pude ser madre a los 25 años porque ya me encontraba en un momento muy estable de mi carrera y también porque tenía una pareja estable (el violinista austriaco Christoph Mallinger) con la que quería compartir esta experiencia. Además, mi familia me respaldó mucho. Muchas veces, mi padre nos acompaña en las giras para cuidar del niño y eso para mí es fundamental. También es cierto que compartir trabajo y banda con mi pareja nos facilita mucho las cosas.

¿Qué le ha enseñado la maternidad en estos primeros años?
¡Tantas cosas! Al ser madre me he dado cuenta de que lo importante no es tanto el dinero, sino tener tiempo para tus seres queridos. Lo importante, de verdad, es el tiempo. Lo demás, dentro de un orden, es secundario: mi bebé hereda toda la ropa de sus primos; no ha usado ni cuna porque, con la lactancia, dormía conmigo; y de juguete le puede servir cualquier cosa…. Lo verdaderamente imprescindible es tener tiempo, estar ahí, porque eso suple todo lo demás.

Supongo que en casos como el suyo, contar con un buen respaldo familiar es también muy importante.
El apoyo de la familia es fundamental. La familia es media vida, tanto para que una niña pueda llegar a ser música, como para toda la logística que implica ser madre y tener un trabajo difícil de gestionar. Es cierto que, por ejemplo, puedes llegar a ser músico sin el apoyo de tu familia, pero creo que, sin lugar a dudas, es mucho más difícil.

Tiene cualidades para otros géneros. ¿Por qué eligió el jazz?
¡Bff! (Suspira). En estas cosas intervienen muchos factores, pero lo que a mí me atrapa del jazz es su autenticidad. No me gusta nada cuando una música suena demasiado académica, creo que pierde su esencia. Lo que yo admiro es una música que se toque desde la sensibilidad, desde el sentimiento. El jazz, como el flamenco, es una música primitiva, que además nace de la mezcla y del drama.

¿Cree que por eso tiene tanta capacidad expresiva?
¡Claro! Justo es eso, nace del drama, de aquellos esclavos negros que recogían algodón... En el jazz están todas las cosas importantes.

Brasil también es muy especial para usted.
Sí, creo que ahí está un poco el origen del jazz. Es un país muy especial, la gente lleva dentro la autenticidad de la música y eso es algo que se transmite.

¿Le hace ilusión tocar en las fiestas de San Froilán? ¿Tiene algún tipo de conexión con la música gallega?
Estoy muy emocionada, porque a mi compañero, que es austriaco, le encanta Galicia. Él ha sido el que me ha transmitido esa pasión por su historia, por su magia… Y también por su música: lo celta suena distinto, tiene también esa raíz primitiva, esa autenticidad que yo tanto aprecio. Estoy muy feliz de venir a Lugo.

Comentarios