LOS PREMIADOS

Ana Freire Veiga: inteligencia artificial al servicio de personas vulnerables

Esta ingeniera lidera el proyecto Stop, que detecta tendencias suicidas o trastornos alimentarios en internet
Ana Freire, delante del mural. TWITTER
photo_camera Ana Freire, delante del mural. TWITTER

El talento de Ana Freire Veiga, una ingeniera informática de Rábade, se hizo visible con el proyecto Stop, que utiliza inteligencia artificial para detectar en redes tendencias suicidas o trastornos en la alimentación. Este trabajo permitió extraer patrones entre usuarios en riesgo y lanzar una campaña en Instagram y Facebook anunciando el Teléfono de la Esperanza a usuarios anónimos de redes que encajasen dentro de un determinado perfil.

Ana Freire también trabaja analizando datos que permitan entender mejor algunas enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple y lidera el proyecto divinAI, sobre la diversidad sexual.

A su vez, esta ingeniera da clase en la universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, donde coordina el Centro de Estudios sobre Sostenibilidad y es directora del departamento de Operaciones, Tecnología y Ciencia de la Barcelona School of Management.

Doctora en Informática por la Universidade da Coruña, fue incluida por Business Insider en la lista de los veintitrés jóvenes españoles llamados a liderar la revolución tecnológica. Trabajó también en la Universidad de Glasgow, en Escocia; el Centro Nacional de Investigación de Italia y en Yahoo Labs.

Ana Freire fundó también el concurso internacional Wisibilízalas, un proyecto para romper la brecha de género en carreras técnicas.

Freire fue reconocida con el premio Ada Byron, del Colexio Profesional de Enxeñaría en Informática de Galicia, y con el Premio Joven Talento Científico Femenino, de la Real Academia de Ciencias, por sus trabajos con inteligencia artificial en aplicaciones sociales. También recibió el Big Data Talent Award —por su tesis— o el Ada Byron Joven, de la Universidad de Deusto. También recibió este año el título de Excelencia Galega en Ciencias e Medicina, de la Asociación de Empresarios Gallegos en Cataluña.

Su reconocimiento como científica quedó plasmado, además, hace un año, en un mural que la mexicana María Antonieta Canfield pintó en el colegio Tomás de Villarroya, de Valencia.

Del juego a la investigación
De alguna manera, se puede decir que la carrera científica de Ana Freire comenzó cuando sus padres le compraron, en los 80, uno de los primeros ordenadores que salieron al mercado. Tras agotar la vía lúdica, Ana Freire apostó por estudiarlo en profundidad y ahí nació una ingeniera informática.

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