La amenaza de ruina vuelve a la icónica Praza do Campo tras veinte años

El estado de un edificio que permanece vallado por seguridad inquieta en la zona, destacado centro neurálgico de la vida de ocio y del turismo en el casco histórico
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photo_camera Vista del edificio que permanece acordonado desde hace meses. VICTORIA RODRÍGUEZ

El preocupante estado de un edificio de la Praza do Campo, vallado desde el pasado diciembre, vuelve a despertar después de veinte años la alarma en la icónica plaza, uno de los puntos con más encanto del casco histórico y corazón de la zona de vinos y de buena parte de los servicios turísticos de Lugo.

El edificio fue acordonado después de que empezaran a caer cascotes en los soportales y la ruina de la construcción es total, ya que la cubierta se hundió hace tiempo, cuentan los vecinos, y eso provoca que haya filtraciones que dañan la estructura, lo que preocupa en toda la plaza.

El Concello explicó este martes que inició ya un expediente sancionador contra los propietarios, tras varios requerimientos para que abordaran la "subsanación" de las deficiencias constructivas detectadas durante una inspección realizada por los técnicos el pasado mes de febrero. Tras aquella visita de control se ordenó a los propietarios, entre otras actuaciones, la retirada de losas de la cubierta y la instalación de una valla de protección que dé seguridad en la zona.

Los requerimientos del Ayuntamiento han sido ignorados hasta ahora y, por ese motivo, se impuso ya la primera multa, de mil euros. Es la primera sanción que contempla la ley y se pueden seguir repitiendo las penalizaciones cada tres meses, hasta llegar a los 10.000 euros.

Pero los plazos que marca la ley obligan a unas esperas que generan inquietud en una zona donde son numerosos los locales de hostelería, que ya sufrieron antes las consecuencias de la degradación de esa histórica plaza.

De hecho, este 2022 se cumplen veinte años de la retirada del sistema de apuntalamiento que a mediados de los años 90 del siglo pasado hubo que colocar para evitar que se derrumbara el edificio que hoy ocupa la oficina municipal de turismo. A mediados de los años 90 del siglo pasado, la aparición de unas grietas en un edificio de la plaza levantaron las alarmas. Los arquitectos confirmaron que el inmueble podía venirse abajo y tener un efecto cadena sobre las casas colindantes. Se apuntaló y hasta 2002 no se retiró el vallado. Desde entonces, la plaza ha vivido un nuevo esplendor.

El Concello multó a los dueños tras desoír la orden de reparación

El enorme armazón de madera fue durante años una sombra que perjudicó a los negocios de la zona. Aquel apuntalamiento se había levantado de forma provisional, con la idea de que estuviera unos meses para evitar el desplome del edificio, pero acabó manteniéndose años y la solución pasó porque el Ayuntamiento se hiciera con la propiedad del inmueble, que con el tiempo se convirtió en oficina municipal de turismo.

Lugo Monumental alertó del problema que suponen distintos edificios en ruinas del casco histórico, pero destacó el impacto que provoca el deterioro de ese inmueble de la Praza do Campo que está situado entre las dos oficinas de turismo de Lugo, la del Concello y la de la Xunta.

La asociación defiende que la administración tiene medios para revertir la situación de los edificios en ruina del centro, empezando por la multas, pero incluyendo también la ejecución subsidiaria o incluso la expropiación forzosa. Las leyes del Suelo de Galicia y de Rehabilitación de Galicia permiten esas vías y la asociación pidió a Concello y Xunta que actúen para revertir el problema. Solo falta voluntad política, entiende el colectivo.

El recordado local de las mistelas
La casa en ruinas es uno de esos edificios cargados de historia para muchos lucenses. Generaciones enteras de jóvenes disfrutaron allí de las mistelas de Julita, porque el bar acogía uno de los bares que más frecuentaba la chavalería. "Era uno de los bares más típicos de Lugo", recordaba un antiguo cliente.

¿Y hay salida? Como con todos los edificios del casco histórico, el problema a la hora de abordar la rehabilitación es ver si el inmueble tiene salida.

"Con la normativa sobre zonas saturadas, si la licencia del bar que había allí se ha perdido ahora sería imposible conseguir permiso para abrir un local de hostelería en el edificio", apuntaba un vecino.

Dado que el uso residencia es poco probable en una zona de ambiente como esa, el pequeño tamaño del edificio puede ser otro condicionante, ya que probablemente sean poco viables opciones como la de abrir un hostel, apuntaba el mismo vecino.

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