Gonzalo Álvarez: "Se decía que la consanguinidad acabó con los Austrias pero no se había probado"

El catedrático de Genética de la USC participa el viernes en uno de los Xantares Biocientíficos de la agrupación estratégica BioRedes del campus de Lugo, para hablar de su trabajo con mayor impacto. Con él consiguió confirmar aquello que todos los historiadores daban por hecho: que la dinastía de los Austrias españoles se extinguió por sus reiterados matrimonios consanguíneos.

El catedrático de Genética Gonzalo Álvarez Jurado aborda en esta entrevista la ponencia que da este viernes, a partir de las 13.00 horas, en el edificio Cactus del campus de Lugo. 

El catedrático de Genética de la USC Gonzalo Álvarez Jurado. SEBAS SENANDE (AEP)Su trabajo prueba que la dinastía de los Austrias españoles se extinguió a consecuencia de la consanguinidad. Era algo que se daba por hecho, pero ustedes lo han demostrado.
Exacto. Muchos historiadores lo habían dicho, y es un lugar común en la historiografía europea, que la dinastía se extinguió porque había muchos matrimonios consanguíneos, pero nunca se había probado y es lo que hicimos nosotros. 

Explique cómo un genetista demuestra algo así sin analizar muestra alguna de ADN. 
Con la información de la genealogía de una serie de individuos somos capaces de calcular el coeficiente de consanguinidad de uno de ellos. En este caso es una genealogía complicada porque son muchas generaciones y con muchas relaciones de parentesco ya que, entre los Habsburgo españoles, muchos matrimonios fueron entre primos primeros, primos segundos, tíos y sobrinas... Se calcula con programas informáticos. Estos cálculos del coeficiente de consanguinidad a partir de la genealogía se han podido confirmar mediante estudios genómicos de individuos consanguíneos. 

Ustedes estudiaron la consanguinidad de los Austrias a lo largo de dos siglos, sus matrimonios y descendencia, que tuvo tantos problemas de supervivencia... 
Es una de las consecuencias de la consanguinidad en la mayoría de especies que se han estudiado, es lo que se llama depresión consanguínea en la supervivencia. 

Entonces extrañaba que niños bien alimentados y cuidados tuvieran tantísimos problemas de salud y a veces se atribuía a un mal de ojo. 
Sí, porque la Historia del Arte documenta esta situación perfectamente. Hay muchos retratos de los infantitos reales en los que aparecen con una serie de dijes y amuletos que supuestamente los protegían de mal de ojo, de enfermedades del oído.... Muchos de ellos eran de azabache, que se había puesto de moda en Santiago de Compostela con las peregrinaciones. Una cosa que siempre resalto es que eso no nos debe llevar a pensar que estaban atendidos por médicos ignorantes. Uno de ellos, en la epoca de Carlos V y a principio de la época de Felipe II era Andrés Vesalio, fundador de la anatomía moderna. Y más tarde, el que lo sustituye como médico de la Corte es Luis Mercado, catedrático de la Universidad de Valladolid, que se considera el iniciador de la genética humana. 

Nuestro artículo tuvo gran impacto porque relaciona por primera vez una deformidad facial con la consanguinidad

La puntilla a los Austrias la pone Carlos II, hijo de tío y sobrina, del que observan que tenía un coeficiente de consanguinidad más elevado que si hubiera sido fruto de la relación incestuosa de padre-hija. 
Sí, porque en Carlos II se acumulan los efectos de consanguinidad de todos los matrimonios anteriores. Aunque es hijo de tío-sobrina, su coeficiente de consanguinidad es prácticamente el doble, del 25%, que es el de una unión entre hermanos o padre-hija, madrehija. Se le llamaba El Hechizado en su época porque tuvo cantidad de problemas desde la infancia. 

La descripción que hacen de sus problemas de salud en el artículo es demoledora: analfabeto, con raquitismo, problemas digestivos, sin capacidad de hablar hasta los 10 años, muerte prematura... 
Es increíble que haya sobrevivido hasta los 38 años, aunque es cierto que al menos la última década de su vida la pasó encamado. Muchos de sus problemas se pueden explicar debido a su enorme consanguinidad, que hacía que en prácticamente la cuarta parte de su genoma la secuencia del cromosoma paterno y el cromosoma materno fuera idéntica. Ahí, la probabilidad de que una variante genética recesiva se expresara era elevadísima. Nosotros postulamos que hay una serie de enfermedades genéticas que ahora se conocen que son las responsables de su infertilidad o esterilidad. No está claro si era estéril, infértil, impotente. Esto condujo en última instancia a que la dinastía se extinguiera porque estuvo casado dos veces y si hubiera conseguido procrear con cualquiera de sus dos mujeres el nivel de consanguinidad de ese niño sería más bajo y es probable que no hubiera tenido demasiados problemas de salud y hubiera continuado la dinastía. 

He leído que les gustaría ir a El Escorial y tomar muestras de ADN de Carlos II. ¿Lo han podido hacer? 
Lo hemos intentado y lo tenemos en cartera, pero se trata de hacer un análisis de ADN, no de cualquiera, sino de un rey y los permisos son complicados. El único análisis que se hizo, hace unos años, de una muestra biológica de un miembro de la dinastía Habsburgo, y no genético estrictamente, fue de Carlos V porque en uno de los saqueos de El Escorial en la Guerra de la Independencia perdió un fragmento de dedo. Así se pudo confirmar que efectivamente la idea de que tenía gota era cierta porque se pudieron observar los cristalitos de ácido láctico y que estaba infectado de malaria. 

¿En qué trabajan ahora? 
Acabamos de publicar un artículo, que ha tenido mucho éxito internacional y del que también hablaré en la charla de Lugo, sobre la deformidad facial de los Habsburgo, el prognatismo. Formamos un equipo los genetistas de Santiago con cirujanos maxilofaciales del hospital universitario de Badajoz, que dirige Florencio Monje. Ellos analizaron los retratos de los reyes Habsburgo, donde se observa que tenían un elevado prognatismo mandibular y, por otro lado, una deficiencia maxilar importante. Es decir, dos efectos contrarios: la mandíbula inferior muy prominente y el maxilar superior muy retraído. Nosotros, en base a los diagnósticos que hicierondel grado de prognatismo, los relacionamos con los coeficientes de consanguinidad que tenemos de nuestros reyes y observamos que hay una asociación estadística significativa entre una cosa y otra: cuanto más consanguíneos son más prognatos son. Lo publicamos hace un mes en Annals of Human Biology y tuvo un impacto tremendo, en un par de días teníamos un índice altmetrics de 400 porque es la primera vez que una deformidad de la cara humana se asocia a la consanguinidad.

Estamos estudiando ahora todas las dinastías reales europeas, también a los Borbones

En el caso de los Austrias resulta curioso que una medida para proteger la continuidad de la dinastía fuese lo que acabó con ella.
Claro, porque la dinastía Habsburgo fue la que explotó a un nivel máximo la política matrimonial y, de hecho, había una divisa del emperador Maximiliano I, abuelo de Carlos V, que decía: «Tú, Austria feliz, no hagas la guerra, cásate». En el caso de los Habsburgo, tanto españoles como austríacos, llegó a niveles muy altos, pero eso ocurría en otras muchas dinastías. De hecho, el trabajo que estamos haciendo ahora es estudiar las dinastías reales de toda Europa para hacer un mapa de consanguinidad. En este contexto, los Austrias son un ejemplo extremo, pero en todas los matrimonios entre parientes eran bastantes frecuentes. 

¿No están encontrando esos niveles de consanguinidad en las otras dinastías? 
Un poco menores, pero en algunos casos también muy elevadas. Un ejemplo está en las dinastías del mundo antiguo. Los faraones egipcios muchas veces se casaban entre hermanos o incluso padre e hija, ahí los niveles de consanguinidad eran aún más elevados. 

¿Y los Borbones? 
También los estamos estudiando, tanto españoles como franceses y encontramos niveles importantes de consanguinidad.

Comentarios