Alumnos de Magisterio crean muebles escolares y los donan a la facultad

Diseñaron y montaron un rincón inspirado en filosofías educativas como Montessori, que da protagonismo al espacio escolar
Diego Cebreiro, Alberto Toirán, Sofía Fernández y Sara Castro, en los muebles que diseñaron y construyeron
photo_camera Diego Cebreiro, Alberto Toirán, Sofía Fernández y Sara Castro, en los muebles que diseñaron y construyeron

El espacio también influye en la educación y fue ese el elemento sobre el que Diego Cebreiro, Alberto Toirán, Sofía Fernández y Sara Castro, alumnos de cuarto del grado en Mestre en Educación Infantil, decidieron trabajar en un proyecto a caballo entre dos materias de la rama de Plástica. Como resultado de su trabajo, la facultad de Formación do Profesorado cuenta ahora con un rincón cálido y adaptable en el que sus autores esperan que se puedan llevar a cabo actividades conjuntas entre los estudiantes de Profesorado y el alumnado del colegio Anexa.

"El espacio es muy importante para desarrollar el aprendizaje", explica Sofía Fernández, que aclara que se inspiraron en filosofías como Montessori o Reggio Milia para llevar a cabo este proyecto, en el que casi todas las decisiones responden a una razón. Los muebles y el suelo son de madera no solo por su calidez, sino "para buscar un efecto neutro, sin demasiados estímulos, para ayudar a desarrollar el imaginario del niño".


Un espacio flexible al que solo le falta la curiosidad infantil para darle todo el sentido


El diseño permite que los escolares interactúen con el mobiliario, por eso las piezas no son una única cosa, sino varias a la vez. Las mesas "si se giran también sirven de banco", indica Sofía, y en las patas tienen un círculo que cumple una función estética, "pero también hace que sean más fáciles de mover porque se les quita peso", añade.

Con las sillas ocurre lo mismo y además pueden "cambiar de tamaño". Basta darles la vuelta para que la distancia entre el asiento y el suelo aumente o se reduzca. "Así se adaptan a diferentes edades, porque no es lo mismo un niño de tres años que uno de cinco".

Hay varios modelos de mesas, sillas y taburetes, pero en todos los casos están pensados para que encajen. ¿El motivo?: "Normalmente son muchos niños en clase y hay que buscar estrategias de ahorro de espacio", cuenta Sofía.

También han realizado una estantería en la que unas tiras de plástico sirven para sostener los libros, muy accesibles para los niños, y en la pared, una pizarra magnética invita a jugar con figuras geométricas. Todo ello en consonancia con el principio Montessori de que los elementos deben estar situados al alcance de los pequeños y que estos se dejen guiar por su interés.

Un escalón que quedó de una reforma anterior se convirtió en un sofá al ponerle una tarima de madera y una colchoneta; la altura del techo se matizó con la colocación de un móvil colgante y con unas cuerdas se tejió una red que permite dividir espacios sin restar luz y sirve, además, para colgar las producciones de los niños.

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