La expulsión de un alumno con un pendiente, la última polémica del hermano Primitivo en Lugo

Dejó también marcado el recuerdo de sus alumnos por su uso de la violencia como método educativo

 

El hermano Primitivo
photo_camera El hermano Primitivo. EP

Los periódicos de la época dan cuenta de la marcha del "apreciado hermano Primitivo" a su nuevo destino en León. Fue poco antes del final del curso del 93, poco después de que el colegio Marista de Lugo hubiera saltado también a las mismas páginas a causa de un incidente protagonizado por el peculiar Castellanos.

El religioso había impedido la entrada en el colegio y expulsado del mismo a un alumno de 12 años que se había presentado en clase con un pendiente. Su padre, Jesús, aún lo recuerda: "Me llamó el director a casa para que fuera a recoger al niño porque el hermano Primitivo no lo dejaba entrar. El chaval había ahorrado poco a poco de la paga para ponérselo y yo me cabreé bastante y lo denuncié en la prensa, hasta salió en la televisión".

De una manera u otra, Primitivo impuso su férrea voluntad y el chaval se tuvo que quitar el pendiente para volver al día siguiente a clase, aunque los problemas para él no terminaron ahí, afirma Jesús, porque recibió "muchas presiones" tanto del colegio como de la asociación de padres.

La anécdota es una muestra del carácter de este marista, que durante su estancia en Lugo ejerció no solo de profesor y tutor, sino también de administrador del centro y de responsable de la librería/papelería interna que surtía de material escolar a los alumnos maristas. También fue uno de los profesores más comprometidos con el balonmano, entrenando equipos de categorías inferiores durante muchos años. Eso le daba, aseguran muchos de sus exalumnos, la disculpa perfecta para frecuentar los vestuarios, donde los testimonios sitúan gran parte de sus supuestos abusos.

CASTIGOS FÍSICOS. En la memoria de los estudiantes maristas de Lugo en esa época también resuenan las bofetadas y los cachetes que repartía con tanto afán educativo como fuerza y abundancia, si bien el castigo y la violencia física eran vistos hace cuarenta años como un método de aprendizaje eficaz.