Alberto García denuncia por estafa y falsedad al comprador del Jorge I

El italiano Maurizio Borroni adeuda al restaurador lucense unos 2,5 millones de euros. Alerta ante la posibilidad de que la Audiencia Nacional le esté investigando por blanqueo
Maurizio Borroni, ante el hotel Jorge I
photo_camera Maurizio Borroni, ante el hotel Jorge I

El restaurador Alberto García y su familia denunciaron por estafa y falsedad en documento mercantil al empresario italiano Maurizio Borroni, porque le adeuda unos 2,5 millones de euros por la compra del hotel Jorge I. Aunque ya presentó la demanda hace unos seis meses, esta conocida saga de la hostelería lucense no lo hizo público hasta este viernes. La gota que colmó el vaso fue la noticia de que Maurizio Borroni podría estar bajo el ojo de la Audiencia Nacional por presunto blanqueo de capitales.

"Nos quitó un negocio en el que llevábamos invertidos 20 años de nuestras vidas y nos dejó muy tocados tanto económica como psicológicamente", aseguraba Alberto García, el primogénito de la saga, que ejerció como portavoz de la familia.

La operación del cuatro estrellas de A Campiña comenzó a fraguarse en octubre de 2013, cuando un intermediario les presentó a Maurizio Borroni, que se presentó como un arquitecto italiano que era accionista de una cadena con sede en Barcelona, con hoteles en todo el mundo, y que además tenía uno de su propiedad en la playa de Samil en Vigo.

El 9 de enero de 2014 firmaban la escritura. El empresario italiano entregaba 50.000 euros en efectivo y cuatro pagarés a hacer efectivos en 6, 12, 18 y 24 meses. Además un banco italiano, con sede en Génova, remitía un aval a la entidad financiera con la que opera esta conocida familia lucense. "A priori, era una operación garantizada", aseguraba el portavoz de la familia.

Las alarmas saltaban en junio de 2014. Borroni no hacía efectivo el primer pago. Comenzaba su sucesión de promesas, que no cumplía. "Siempre daba la cara. Estábamos tranquilos porque teníamos un aval", precisaba Alberto García. Es en diciembre del año pasado cuando los antiguos propietarios, al ver que el hotel cerraba en vísperas de las fiestas navideñas, decidieron emprender acciones legales. Borroni no reabría el Jorge I ni cumplía sus promesas de pago. Además descubrían que la entidad financiera italiana no había emitido aval alguno. "Este banco nos certificó que el aval era falso", explica Alberto García. Fue entonces cuando presentaron la denuncia. "Estiramos la goma lo máximo a ver si cobrábamos. Estábamos desesperados. Pensábamos: ¡A ver si nos paga una parte! Nuestros abogados nos aconsejaban denunciar antes", agrega.

Este restaurador aclara que el buque insignia de la saga familiar, el Mesón de Alberto, no se ha visto afectado por estos avatares pese a la maltrecha situación económica en la que les ha dejado Borroni: "La suerte que tenemos es que no le ha afectado nada al Mesón de Alberto, que va perfectamente. Nos ha quitado una pierna y tenemos que andar con la otra".

En estos 11 meses que lleva el hotel cerrado se han sucedido las demandas de los trabajadores y los embargos por no pagar a la Seguridad Social y a la Agencia Tributaria. El banco que tiene la hipoteca del hotel solicitó su ejecución porque adeudaba casi un millón de euros y el pasado miércoles se iba a celebrar la subasta del establecimiento -tasado en 2,3 millones-, que fue suspendida tras reclamar una decena de trabajadores el concurso necesario de acreedores porque les debe 350.000 euros en total.