Adriana Silva: "En Venezuela hay más miedo a enfermar y no tener medicina que a una guerra"

Hace dos años que la venezolana Adriana Silva cruzó el charco en busca de un país con menos delincuencia, más medicinas y comida. Entonces, se vino a Lugo con una prima. Un año después, la siguió su madre. Solo queda allí su hermana.

Adriana Silva. SEBAS SENANDE
photo_camera Adriana Silva. SEBAS SENANDE

Es una de los venezolanos que viven en Lugo y que siguen estos días las noticias de su país por la virulencia de las protestas por parte de los defensores de Guaidó y la represión del Ejército chavista. Adriana Silva no cree que la situación desemboque en una guerra, pero sí sigue con preocupación las noticias que le da su hermana desde San Juan de los Morros, un pueblo de la provincia de Guárico, en el centro del país. 

¿Qué le cuenta su hermana de la situación que se vive en Venezuela? 

Ella asistió a los llamados [llamadas] para las concentraciones que están haciendo los defensores de Guaidó en todo el país y comprobó, en su caso, que está habiendo poca participación. Será también que ella vive en un pueblo, San Juan de los Morros, y donde más conflicto hay es en Caracas. En la zona rural, siempre se respaldó la revolución porque se depende más de la Administración pública. Pero quizás también sea que la gente está más pendiente de las cosas que necesita para el día a día que de la política en general. Es decir, de la comida, las medicinas, la electricidad. Ahorita, cuando la llamé, mi hermana estaba en una cola para pagar el combustible. Algo que en otro país se hace en un instante, allí no, allí es más costoso. Para ellos, aunque el tema político les afecte, es más importante satisfacer las necesidades básicas. 

¿Tienen miedo a que estalle un conflicto armado? 

El miedo lo tienen todos los días pero no por el conflicto armado en sí. Allí ya se vive en un estado de guerra. Eso es lo más parecido a no tener electricidad, servicios, medicamentos o vivir entre tiroteos debido al alto índice de delincuencia que hay. Cuando me marché yo, había habido un motín en una penitenciaría donde los presos usaron armamento de guerra. Esa es su realidad, su día a día. 

Allí ya se vive en un estado de guerra porque no hay electricidad, servicios, comida ni medicamentos

Y usted desde Lugo, ¿teme que haya una confrontación? 

Nadie desea eso, pero el miedo ya lo tenemos por otros motivos. Si entrase una fuerza extranjera en el país para acabar con esta situación y volver a normalidad creo que no me daría miedo ninguno. 

¿Lo vería posible? 

No, lo veo un poco lejano. Ves más probable que te ataque allí, en cualquier momento, un delincuente que lo otro, que vengan los marines estadounidenses a invadir el país. En Venezuela, hay más miedo a la realidad inmediata porque la vida allí no vale nada. Te pueden disparar simplemente al robarte un móvil. Y, lo dicho, hay mucho miedo, por parte de la población, a enfermarse y a no encontrar el antibiótico que te pueda curar o si eres diabético y necesitas medicación o si tienes que dializarte... Hay mucha gente que se está muriendo por este motivo. 

¿Notó mucha diferencia de esta forma de vida a la que está teniendo ahora en España? 

Me vine, hace dos años, con una prima y, un año después, se vino mi mamá. Aquí no vivimos con lujos pero valen la pena los sacrificios si, a cambio, tienes acceso a una buena sanidad. 

En mi país no hay dos bandos armados. Hay uno desarmado y otro que está reprimiéndolo

¿Por qué no se animó su hermana a coger también las maletas? 

Ella tiene un empleo en un banco que no quiere perder y aquí, en cambio, los trabajos que encontramos son precarios. La gente que todavía está en Venezuela piensa que esto tiene que cambiar y apuesta por resistir en el país pero yo opino que, mientras tanto, se le va pasando la vida a una.

¿Cómo está viviendo usted y su familia esta confrontación de fuerzas que está habiendo estos días en su país? 

Estamos muy pendientes de lo que sucede pero, hasta ahora, no pensamos que esto pueda desembocar en un conflicto bélico porque en las guerras hay dos bandos armados y aquí hay uno desarmado y otro reprimiéndolo, un Gobierno totalitario explotando a una población. Solo habría guerra, si entra una fuerza extranjera y encuentra resistencia. Ahí sí que podría pasar algo porque habría como dos ejércitos enfrentados. Mientras tanto, eso no sucede todavía porque no es como una guerra civil o de otro tipo donde hay dos bandos que luchan por algo. Lo que tenemos, ahora mismo, en Venezuela es un Gobierno en el poder y una población pasando trabajos para poder resistir, día a día, en una condiciones dignas de vida. Pero, para los que están allí, esa es una situación casi como de guerra, por las dificultades diarias para poder encontrar lo que necesitas para vivir.