Adiós a once años de A Casa das Cores

El local, que fue clave para que la zona del puente romano se convirtiera en centro destacado del ocio en Lugo, cerró este sábado sus puertas al no renovar el contrato de alquiler
Zaida Portomeñe y José Portas en el último día de A Casa das Cores. SEBAS SENANDE
photo_camera Zaida Portomeñe y José Portas en el último de A Casa das Cores. SEBAS SENANDE

Le pusieron A Casa das Cores porque José Portas y Zaida Portomeñe, los gerentes de este conocido restaurante de A Ponte —que este sábado cerró sus puertas tras once años al no renovar el alquiler— pretendieron, desde el primer momento, transmitir a la clientela toda la fuerza y vitalidad que ellos quisieron dar a estas cuatro paredes ofreciendo un resultado final muy acogedor. 

"Nunca pensamos en ese nombre. Simplemente surgió de los colores con que pintamos las paredes. No teníamos mucho presupuesto y fuimos arreglándolo nosotros por nuestra cuenta. En Galicia, predominan en los bares los colores apagados o blancos y nosotros queríamos más color, más diversidad. Así que, al final, fue A Casa das Cores. Todo fue una rueda", explica José Portas.

Y, efectivamente, lo fue ya desde el principio porque tanto José como Zaida no tenían experiencia previa en la hostelería. José hacía diseño gráfico y Zaida había trabajado con electrodomésticos Bosch. La crisis del 2010 dio un vuelco a sus vidas.

"Decidimos montar un bar donde se diesen también comidas. Conocíamos esta casa y nos gustó mucho, así que nos decidimos", explica José sobre el inicio de un negocio que fue decisivo para que la zona del puente se convirtiera en un popular eje del ocio.

Esta pareja supo hacer de este negocio la casa de muchos de sus clientes, que se sentían muy acogidos por el ambiente allí generado y también por la cocina, en la que destacaban las pizzas.

"Las pizzas las incorporamos ya cuando llevábamos unos años y la verdad es que fueron todo un éxito. A la gente les gustaban mucho. Lo cierto es que no nos fue nada mal en estos once años en los que estuvimos al frente del restaurante", comenta José.

Ahora se darán una pausa para ver cómo evolucionan las restricciones del covid y pensar, de paso, qué hacer con sus vidas.

"Esperaremos. Nuestra intención es seguir con la hostelería, no volver a nuestras profesiones anteriores. Lo que sí querríamos es buscar una casa bastante parecida a la que teníamos y eso no es muy fácil. Muchos de nuestros clientes venían por el ambiente que había en la terraza y lo estratégico del emplazamiento y en A Ponte, no hay otra casa como esa", añade José.

Lo cierto es que esta pareja se sintió, desde el principio, muy bien acogida también en el barrio de A Ponte. Una zona que conocían antes solo de visita. "Nos gustó mucho la casa y la zona y no nos engañamos. El sitio era privilegiado, al lado del río y del puente y la verdad es que, aunque no somos de allí, después de estos once años "sí que nos consideramos medio de A Ponte". Realmente, continúa José, "es un barrio del que estamos muy enamorados".

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