Adiós al médico y veterinario lucense Manuel González Varela

Pese a vivir en Madrid, mantuvo un fuerte apego a Lugo, O Corgo y Viveiro
Manuel González. EP
photo_camera Manuel González. EP

El pasado lunes falleció en Madrid a los 92 años Manuel González Varela, médico y veterinario lucense que desarrolló la mayor parte de su actividad profesional en la capital de España, adonde se marchó para realizar sus estudios universitarios y donde se casó y tuvo cuatro hijos.

González Varela, viudo de Concepción Rojo, era poseedor de un largo y brillante currículum, fruto de un incansable afán de superación. Doctor en Veterinaria, con Premio Extraordinario, se licenció más tarde en Medicina y ya jubilado, con más de 70 años, estudió y se doctoró en Derecho.

Fue el primer español becado por la Organización para la Agricultura y la Alimentación (Fao) de Naciones Unidas, en 1963, en Estados Unidos y Canadá y accedió, por oposición, a distintos cuerpos de la administración, incluido el de veterinarios militares, en el que llegó a ser comandante y primer veterinario en el Alto Estado Mayor. Ejerció, además, como inspector sanitario, como profesor de Veterinaria y fue director del Instituto Territorial de Seguridad e Higiene del Trabajo en los años 70. Asesoró a numerosas empresas, muchas de la provincia de Lugo, y fue autor de un gran número de investigaciones en materia agroalimentaria y pesquera.

Su actividad profesional lo llevó también a trabajar fuera de España. Así, además de participar en numerosas misiones internacionales, sobre todo en el ámbito pesquero, entre 1982 y 1987 se incorporó a la Misión Permanente de España en Ginebra como consejero para Asuntos Comerciales Agrícolas ante el GATT y Organismos Internacionales de Naciones Unidas. Entre 1989 y 1992 fue gobernador adjunto del Fondo Común de Materias Primas de Naciones Unidas en Ámsterdam.

Pese a vivir en Madrid, Manuel González Varela mantuvo un fuerte apego a Lugo, donde vivía su hermano, Enrique, fallecido hace siete años. Santa María de Piñeiro, en O Corgo, donde estaban sus raíces maternas, y Area (Viveiro), donde pasaba los veranos, eran otros pilares de su querencia por una provincia a la que siempre llevó en su corazón.