La terminal ferroviaria de mercancías de Lugo se quedará sin personal a principios de 2020. Tiene tres trabajadores, uno de ellos se jubilará próximamente y las empresas que utilizan la estación se autogestionarán. "De acuerdo a la Ley del Sector Ferroviario, serán estas empresas quienes realicen sus propias operaciones, bien ellas mismas o bien a través de Logirail, puesto que la autoprestación se ha solicitado y se le concederá a ambas empresas", explicó Adif. Logirail es el proveedor de servicios logísticos en tierra que tiene Renfe para las áreas de negocio de Renfe Mercancías.
Las dos empresas que usan la estación lucense son Sogama, para trasladar contenedores de basura a Cerceda (A Coruña), y Souto Carrillo, para llevar madera a Portugal. Sogama trabaja con el operador público, Renfe Mercancías, y Souto Carrillo, con este y con el privado Captrain.
La previsión es que la autoprestación comience en los primeros meses del próximo año. La gestión de la terminal seguirá correspondiendo a Adif, aclara este. "Lo que se le concede a las empresas operadoras es la autoprestación de los servicios de la terminal", precisa. Entre esos servicios están los enganches de los trenes —una operación para la que se necesitan dos personas—, las pruebas de freno y las salidas de los ferrocarriles. Para algunos son necesarios títulos habilitantes específicos.
Adif no explicó cuál es la razón por la que decide dejar sin personal la terminal lucense, aunque la reducción de personal y de servicios por parte del administrador ferroviario es una queja que hace tiempo que vienen haciendo los sindicatos del sector. A Coruña y Vigo ya se quedaron sin personal y ese paso se prevé ahora para Lugo, Monforte y Ourense.
La estación lucense funciona de lunes a domingo, ya que, aunque tiene muy poco tráfico, alguno se produce en fin de semana. Siutada entre los polígonos de O Ceao y As Gándaras y con acceso casi directo desde la A-6, entró en funcionamiento en 2008 después de años demandándola porque los trenes de mercancías compartían espacio con los de viajeros en la estación de tren. Tampoco había espacio de almacenamiento.
Sin embargo, la actividad en las nuevas instalaciones es mínima —solo tiene tráfico de salida y muy escaso— e incluso se redujo respecto a la que había en la vieja estación. Algunas empresas de la provincia, como algunas lácteas, dejaron de usar el tren para sacar su producto. Alegan que no es competitivo frente a la carretera, porque aunque el transporte ferroviario de mercancías se ha liberalizado, la infraestructura sigue siendo de Adif.
