Los cinco acusados de importar 508 kilos de cocaína oculta en pescado lo niegan todo

La droga llegó al Puerto de Marín a nombre de una empresa lucense de congelados que dijo llevar los contenedores con un "certificado antinarcóticos", víctima del engaño conocido como "gancho ciego"

Los cinco acusados, en la Audiencia Provincial de Lugo. J. VÁZQUEZ
photo_camera Los cinco acusados, este martes, en la Audiencia Provincial de Lugo. J. VÁZQUEZ

Los cinco acusados de importar 508 kilos de cocaína oculta en dos contenedores de pescado negaron este martes cualquier vinculación con el alijo. La droga -valorada en más de 17,8 millones de euros- llegó al puerto de Marín en septiembre de 2010 a nombre de una empresa de congelados, con sede en la costa lucense, y sus responsables aseguran que en ningún momento traficaron con estupefacientes, sino que fueron víctimas de un engaño.

El administrador de la firma, J.R.A.D., contó que llevaba más de 40 años dedicándose a los congelados y que su sobrino, que tenía otra empresa del mismo sector en la provincia de Pontevedra, le propuso importar contenedores de pescado congelado de Guayaquil (Ecuador), ya que resultaba más rentable. "Mi sobrino", explicó, "me dijo que tenía deudas con algunos proveedores y que no le fiaban, por lo que se realizó la compra a mi nombre, pero las gestiones las realizó él. Yo cuando me detuvieron no sabía de qué me estaban hablando".

El acusado con el que se abrió la investigación dice que traficó con droga pero que nunca hizo tratos con los otros 4 y ya lo condenaron

Su sobrino, B.S.A., confirmó que tenía problemas con los proveedores y que compró el pescado a nombre de su tío. "Yo llevaba con la empresa desde el 98 y compraba en origen porque resultaba mucho más barato. En algunos momentos, mi hermano (fallecido) y yo llegamos a importar 35 o 45 contenedores mensuales. Siempre compré pescado, jamás droga, y ya en el 2005 me metieron cocaína en un contenedor", dijo.

Según explicó, tanto en aquella ocasión como en septiembre de 2010 fue víctima de un engaño que la Policía llama "gancho ciego", con el que los narcos consiguen colar partidas de cocaína en contenedores que llevan mercancía legal sin que el dueño de la carga lo sepa. Las bandas suelen comprar a trabajadores del puerto para que descarguen la cocaína antes de la apertura oficial del contenedor.

En este caso, los contenedores no pasaron el control de Sanidad en el puerto y los paralizaron. "Me dijeron que había problemas con algunos documentos y llamé varias veces a la empresa de Ecuador, pero no me lo solucionaron, así que firmé la documentación para que la mercancía fuera devuelta a origen o se destruyera. Pero unos días más tarde", relató, "me llamaron del Puerto para decirme que habían encontrado cocaína en el pescado y fue directamente a la Guardia Civil para solucionarlo. Después de lo que me pasó en 2005, que se demostró que la droga no era mía, me recomendaron que trabajara con contenedores que tuvieran certificados antinarcóticos, y estos dos los traían", afirmó. El acusado explicó además que importó escualo y mero, pero en los contenedores había escualo y calarmar. "Yo nunca compré calamar y creo que es así donde estuvo el gancho ciego", dijo.

El fiscal mantiene que la Guardia Civil abrió una investigación porque desconfiaba de los movimientos "extraños" de otro acusado, R.G.A., quien supuestamente contactó con los demás imputados y con un grupo de colombianos para negociar una operación de droga. "Yo me reuní en Madrid con varios colombianos para comprar cocaína, pero me cogieron y ya me condenó la Audiencia Nacional. Con estos contenedores no tengo nada que ver y con los demás acusados nunca traté nada", dijo.

Sobre una supuesta reunión de varios acusados en un bar de O Corgo para cerrar la operación, explicaron que iban a Madrid "de fiesta" y pararon a tomar algo. Según sus letrados, "son todos vecinos de Arousa y toman café con frecuencia, ¿qué sentido tendría quedar en un bar de O Corgo? Iban de viaje y pararon ahí como si paran en Astorga", señalaron.

Según los letrados, en las escuchas telefónicas hablaban de los problemas de los contenedores en el Puerto, "pero en todo momento hablaban de pescado, no de cocaína". Para la Fiscalía, sin embargo, hay pruebas suficientes para condenarlos por traficar con droga.

Cuestiones previas. Las defensas pidieron anular las escuchas
Antes de comenzar el juicio, las defensas pidieron la nulidad de las escuchas "por carecer del más mínimo soporte jurídico", ya que se autorizaron "con un oficio policial de nueve folios que no dice nada". La Audiencia decidirá en la sentencia si se suprimen o no.

Multas millonarias
La acusación pide 13 años de cárcel para R.G.A. y 12 años para los demás, así como una multa de 71,3 millones para cada uno.