El abandono de las vías de O Ceao hacen el polígono zona de riesgo

El deterioro de las calles obliga a conducir en zigzag para intentar esquivar los baches, un objetivo casi imposible. Las aceras están sembradas de riesgos y hasta agujeros. Empresarios se lamentan de la falta de respuesta del Concello

El deterioro de los viales es evidente. XESÚS PONTE
photo_camera El deterioro de los viales es evidente. XESÚS PONTE

LUGO. «Todos conducimos esquivando baches». Lo dice un empresario de O Ceao y esas maniobras para evitar caer en un agujero se han convertido en una exigencia en la mayor parte de las calles del principal polígono industrial de la ciudad.

Los empresarios llevan tiempo reclamando soluciones, pero se lamentan de que en el Ayuntamiento hay buenas palabras, pero ninguna solución. La situación, sin embargo, no admite ya más esperas, ya que el deterioro de las calles afecta a la seguridad vial de un polígono por el que a diario circulan miles de vehículos.

No hay el mantenimiento mínimo exigible y eso deriva en que apenas hay calles en buen estado, advierten los empresarios.

De hecho, ya empiezan a advertirse signos de deterioro en las últimas calles repavimentadas. Son vías que soportan un tráfico denso, pero, con todo, la rápida degradación hace que en las empresas de la zona se pregunten si las obras se han hecho con todas las garantías exigibles de calidad.

Hasta las últimas calles que se pavimentaron dan ya signos de deterioro, las rotondas son un peligro y hay vías intransitables

Los problemas no esquivan casi ningún punto del polígono, ni siquiera la vía central, Benigno Rivera. En esta, el deterioro se hace especialmente evidente en el piso de las rotondas, donde hay baches de una profundidad que asustan a los conductores, por el riesgo que suponen para los vehículos. Evitar esos agujeros en las rotondas, sobre todo en horas de mucho tráfico, tampoco es fácil, ya que se multiplica el riesgo de accidentes.

Con todo, donde mejor se aprecia el deterioro del polígono es en los viales perimetrales, donde el concepto de bache ya se queda pequeño, porque hay auténticas piscinas.

La situación obliga a los conductores a conducir en vaivén, una fórmula que tampoco garantiza librarse de quedar atrapado en alguno de los agujeros de las calles.

Pero si la situación es delicada para los conductores, para los peatones tampoco es fácil esquivar los riesgos. Empezando por lo más obvio, hay pasos de peatones que no se ven, dado lo desgastado de la pintura. Pero, además, en las aceras hay auténticas trampas en forma de agujeros, algunos señalizados con palos o neumáticos de automóvil.

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