Unos 80 alumnos del IES Ánxel Fole asistieron a un taller de oratoria

La coach Alejandra Sánchez formó a chicos de 12 a 14 años, que aprendieron a vencer miedos ante una audiencia en la última sesión del programa Miniempresas de emprendimiento

Alejandra Sánchez, en el IES Ánxel Fole. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Alejandra Sánchez, en el IES Ánxel Fole. VICTORIA RODRÍGUEZ

Lo importante -dice esta coach, Alejandra Sánchez- es empezar cuanto antes, lo más joven posible, a vencer los miedos para hablar en público. Con esta intención, se programó este taller, titulado Comunicando o emprendemento, que se llevó a cabo ayer entre 80 alumnos de 12, 13 y 14 años del IES Ánxel Fole. El taller cerró el programa Miniempresas, desarrollado por Alcoa, Consellería de Educación y El Progreso.

Estos chicos cursan la materia de Oratoria en el instituto y ayer aprendieron muchas de las técnicas que se utilizan habitualmente tanto para aprender a comunicar con más efectividad como para aprender a controlarse y a no dejarse llevar por los llamados delatores de nervios.

"Comunicar y emprender son dos cosas que van cogidas de la mano. No es importante solo tener una buena idea sino que también cuenta mucho, una vez que la tienes, saber venderla. Y, para eso, cuenta todo: no solo las palabras sino también la comunicación no verbal", explica Alejandra Sánchez, coach especialista en comunicación y socia directora de la consultoría de entrenamiento de habilidades Bével Consultores.

DELATORES. Los malos de la película siguen siendo los delatores de nervios. Es decir, todo aquello que le pasa por el cuerpo a casi todo hijo de vecino una vez que tiene una audiencia delante.

"Los delatores de nervios pueden ser, por ejemplo, los temblores de voz, no saber qué hacer con las manos, quedarte tieso, no parar de moverse, no mirar al público, no sonreír...", enumera Sánchez. En cambio, no todos los delatores de nervios son tanto incordio para la comunicación como podría parecer. Así, por ejemplo, Alejandra Sánchez destaca que también hay delatores buenos.

"Sí, hay algunos que nos pueden parecer un incordio y que, en cambio, favorecen la comunicación. Esto sucede con la gente que gesticula o que se mueve mucho. En el primer caso, se logra una comunicación más interpersonal. En el segundo, siempre es mejor ver a alguien moverse que rígido", explica Alejandra Sánchez.

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