1997: madrugada de 'busca', fax y radio

Terremotos en Lugo ►Van 24 años y no parece que fue ayer. En aquel lejano mayo del 97 no había periódicos digitales ni redes sociales y la gente se enteró de lo que pasaba gracias a la Radio Galega y a una edición de mínimos de El Progreso al día siguiente. La portada acabó convertida en camiseta en recuerdo de una madrugada difícil de explicar
Gente fuera de sus casas la noche del terremoto de 1997. VÁZQUEZ (AEP)
photo_camera Gente fuera de sus casas la noche del terremoto de 1997. VÁZQUEZ (AEP)

¿SE IMAGINAN que ocurrie se hoy un gran terremoto como el de 1997? Periódicos digitales, blogs, televisiones emitiendo en streaming, redes sociales ardiendo… Pues tal día como este sábado hace 24 años no había nada de eso. Bueno, algo sí, la Radio Galega y la edición de El Progreso, la del día siguiente, ni tan siquiera la digital. La tecnología de las comunicaciones cambió tanto en tan poco tiempo que hoy se hace difícil pensar cómo nos enteraríamos de un suceso de tal calibre y de su trascendencia, más allá de sentir que, obviamente, la tierra temblaba bajo nuestros pies.

Quedaban unos minutos para la una de la madrugada del recién estrenado 22 de mayo de 1997, jueves, cuando un seísmo de casi 5.1 grados soliviantaba la noche lucense. La mayoría de los redactores de El Progreso ya estaban en sus casas tras acabar la jornada laboral. Casi ninguno tenía aún teléfono móvil. Las llamadas urgentes a los fotógrafos se hacían mediante buscapersonas, buscas, aquellos aparatos que recibían mensajes recogidos por un operador y que nunca se sabía con certeza si habían llegado o no al destinatario.

En la puerta del diario, en la antigua sede de la calle Progreso, se juntaron seis o siete periodistas, movidos por el ansia de cumplir la labor informativa y también, claro está, por un razonable miedo a quedarse en casa. Ante la verja bajada estaban Fernando Salgado, director por entonces; Alfonso A. Riveiro, director hoy, varios técnicos de preimpresión y el redactor de Sucesos, quien ni siquiera tuvo tiempo a quitarse el pijama, que con relativa dignidad cubría con una chaqueta.

Camiseta terremoto mayo 1997La frase "¡paren las rotativas!" no fue esta vez una exageración. Fue tal cual así. La edición había empezado a imprimirse y se dio orden de detener la máquina y deshechar unos cientos de ejemplares. Una foto de varios cientos de personas en Carrero Blanco (hoy Fontiñas) y unos párrafos escritos a toda prisa a partir de testimonios de amigos y del fax que había llegado del Instituto Geográfico Nacional. Sí, un fax. Bueno, varios, porque a cada réplica sonaba la campanilla. Estos fueron los mimbres con los que se construyó la portada y la contraportada, las únicas páginas que se cambiaron debido a limitaciones técnicas y de horario. En pleno trabajo nocturno, llegó una de las réplicas más fuertes y hubo que salir a toda prisa de la Redacción, un edificio de estructura metálica que temblaba como gelatina. En la terraza, a oscuras, uno se sentía un poco estúpido, con lo cual lo mejor resultaba volver a trabajar. Y así, a las tres de la madrugada, se cerró una de las ediciones más anodinas de la historia de El Progreso. El titular: "Tembló Galicia". Con tipografía más grande incluso que la vetusta cabecera gótica del diario, se logró dejar la impronta en los kioscos de que el periódico había tenido cintura para dar cuenta de lo sucedido en esas primeras e inquietantes horas. Aquella portada sirvió hasta para hacer camisetas, con ese "tembló Galicia", al que los creadores añadieron "...y yo es tuve allí". Al amanecer se vieron los destrozos, menores para tratarse de un terremoto de esa magnitud, pero importantes sobre todo en Baralla y Becerreá, con caída parcial de casas y desperfectos en iglesias. A partir de aquella noche y durante días numerosas personas empezaron a dormir en sus coches o en tiendas de campaña.

SOLO LA RADIO. Pero el protagonismo fue de la radio. El Progreso aún no tenía página web y, si la hubiese tenido, tampoco llegaría como llega hoy, ya que los pocos lectores que usaban teléfono tenían un aparato muy diferente al que hoy conocemos. Los móviles servían solo para llamar y mandar sms. Por eso la radio brilló con luz propia y tuvo un nombre propio: Xosé Luis Portela, locutor de la Radio Galega, desaparecido hace dos años.

Desde los estudios de Santiago, la radio pública dio voz a las de personas que habían notado el temblor, desde el epicentro en el triángulo Becerreá-Triacastela-Sarria hasta zonas más alejadas, como A Mariña y Monforte, y otros lugares de Galicia, donde no tan fuerte, pero sí es notó. Portela trasladó al resto de Galicia decenas de testimonios que relataban cuál era la situación, con las centralitas casi colapsadas. Si esto sucediese hoy todo sería más instantáneo y digital, con el riesgo que esa inmediatez conlleva al confirmar las noticias. Eso sí, el redactor que acudió en pijama habría podido teletrabajar.

Los detalles. Una serie sísmica que cambió los protocolos
La suma de numerosos terremotos en pocas horas, encabezados por uno de más de  grados, pusieron por primera vez al triángulo de la provincia de Lugo en los mapas nacionales de riesgo sísmico. Hoy, 24 años después, un nuevo estudio confi rma que sigue habiendo temblores inusuales sin que haya placas tectónicas activas.

Acomodación de fallas
Lo que ocurre en Lugo es lo que los expertos llaman triggering o acomodación de fallas. El origen está en una falla situada en Becerreá y que se extiende a los largo de 40 kilómetros, con una profundidad de 9.000 metros. Un pequeño movimiento se transmite a otras más pequeñas cercanas y eso produce el temblor en la superfi cie perceptible a mucha distancia.

"Hasta nos insultaban"
Juan Rueda, experto del Instituto Geográfico Nacional, recuerda que incluso recibían llamadas de gente que los insultaba. "Había cuatro visionarios que difundían información errónea y la gente creía que les mentíamos", señala.

Comentarios