Un "psicópata lúcido" que no conoce el sexo fuera de la violación

Félix Vidal Anido suma 23 víctimas confirmadas, de entre 4 y 60 años. Solo en dos meses de 1981 atacó a catorce

El violador del estilete, Félix Vidal Anido, en un periódico de 1986. EP
photo_camera El violador del estilete, Félix Vidal Anido, en un periódico de 1986. EP

"Personalidad de psicópata sexual desalmado, de pensamiento lúcido, coherente, egoísta, frío frente al prójimo, agresivo y cruel". Cuando el fiscal que llevó el caso de los dos ataques del violador del estilete en Lugo en 1986 describía así a Félix Vidal Anido, sabía de qué hablaba. Un análisis de los testimonios, confesiones, sentencias e informes psiquiátricos y psicológicos que completan su expediente supone un viaje por los caminos más sombríos de la mente humana. Porque eso es lo más intranquilizador: no es un monstruo salido de las pesadillas de algún creador de historias de terror, sino un hombre "correcto y cortés" con un "desprecio absoluto al daño causado a sus víctimas".

Félix Vidal Anido, el violador del estilete. EPDesde que a los 12 años fue denunciado por primera vez, están judicialmente documentados agresiones sexuales, consumadas o intentadas, a 23 mujeres, en Barcelona, Madrid y Lugo. Tampoco a la hora de elegir víctimas tiene límite alguno: más de una decena de ellas eran menores y sus edades oscilan entre los 4 y los 60 años. Y eso teniendo en cuenta que ha pasado la mayor parte de su vida encerrado. Ha actuado siempre con una violencia extrema que, además, ha ido subiendo de intensidad con los años.

UN ABUSO A LOS SIETE AÑOS QUE MARCÓ SU VIDA

Félix Vidal Anido nació en octubre de 1963. Sus padres son originarios de Pol, pero la familia vivió mucho tiempo en Hospitalet de Llobregat, donde se criaron él y su hermano pequeño. Según relató en sus muchos encuentros con psicólogos, su infancia está marcada por la mano dura de un padre autoritario y el resentimiento hacia un hermano que consideraba el favorito de sus padres. Estos acogían huéspedes en su casa.

También tuvo que soportar desde muy pronto terapia, a causa de una enfermedad conocida como criptorquidia (un problema común en pediatría que implica que uno de los testículos no ha descendido correctamente).

Sin embargo, si hay un recuerdo que marque un antes y un después en su vida es el abuso sexual al que fue sometido por uno de los huéspedes cuando él tenía 7 años. El hombre, de unos 40 años, le golpeó para que no gritara y, pese a que fue sorprendido por sus padres, no fue denunciado. "Desde entonces asoció el sexo con la violencia", figura en uno de los informes médicos. El relato aséptico de uno de los especialistas da una idea del alcance de esa asociación: "No es fumador, ni bebedor, ni tuvo contacto con la droga. Nunca tuvo relación con prostitutas ni relaciones sexuales fuera de las violaciones".

LAS PRIMERAS DENUNCIAS

PeriódicoAutodefinido como "sexualmente muy ardiente, me masturbo dos o tres veces al día", Félix Vidal Anido demostró muy pronto el camino que había elegido. Su primera denuncia le llegó con 12 años, por parte de los padres de una vecina con la que "inició sus contactos heterosexuales".

Fue su primer contacto con el sistema, aunque entonces no fue internado. Su primer internamiento llegó apenas dos años después, cuando fue detenido en Barcelona como autor de cinco ataques sexuales.

Fue internado en lo que entonces se llamaba Hogar del Muchacho de Barcelona, donde fue tratado pero pudo, sin embargo, disfrutar de un régimen abierto y de cierta formación profesional que tampoco le sirvió de mucho.

EL VERANO DEL 81, PUNTO DE NO RETORNO

Si hay que creerle, en los siguientes tres años de internamiento se refugió en el onanismo compulsivo. Sea verdad o no, el hecho es que no hay constancia fehaciente de que cometiera nuevos delitos. En en junio de 1980 cuando decide alistarse en la Brigada Paracaidista, donde se adaptó sin problemas a la disciplina y no tuvo arrestos de entidad. Llegó a realizar 13 saltos y practicó artes marciales, llegando a cinturón marrón en alguna de ellas. Aprovechaba así una "constitución atlética y unas cualidades innatas" para el deporte y, de paso, completaba un entrenamiento que le iba ser muy útil para la orgía de violencia que iba a protagonizar en el verano de 1981.

El 30 de junio del 81, Félix tenía aún 17 años. Eran la 22.45 horas cuando entró en un portal de la calle Miguel de Moncada de Madrid; allí esperó su oportunidad hasta una joven vecina, de 25 años, bajó a dejar la dejar la basura. Allí mismo la agarró por el cuello, la tiró al suelo y trató de violarla. Sus gritos lo pusieron en fuga, no sin antes reventarle la cabeza contra el suelo. Había comenzado una carrera desenfrenada que se prolongó finales de agosto, en la que sumó agresiones a 14 víctimas utilizando siempre el mismo método: las acechaba cerca de sus casas y las atacaba en los portales, escaleras o ascensores, siempre con gran violencia y aprovechando su fuerza física y su destreza en las artes marciales.

Félix Vidal Anido, el violador del estilete, en un diario del 86. EPSu siguiente agresión con condena fue el 16 de julio en Barcelona, y destaca por su especial sordidez: comprobó que una niña de 8 años estaba sola en casa, la engañó para entrar y allí pasó largo rato intentado violarla. No consiguió penetrarla, dice la sentencia que en 1983 lo condenó a 4 años por este delito, porque la desproporción entre los miembros era tan grande que no pudo. Pero sí le causó desgarros y eyaculó sobre ella.

En ese caso se aprovechó, no obstante, de que todavía era menor de edad para conseguir una sentencia más benévola, al igual que con todos los siguientes, cometidos entre el 29 de julio y el 22 de agosto en Madrid. Tenía 17 años, le faltaban dos meses para entrar en la mayoría.

Para dar idea de la espiral de violencia que desató, entre el 15 y el 16 de agosto perpetró seis agresiones sexuales, unas consumadas y otras no ante la llegada de vecinos o familiares de las víctimas. Eso mismo, la llegada de su padre, salvó por ejemplo a una niña de 4 años a la que ya le había arrancado la camiseta cuando tuvo que darse a la fuga.

Entre las agredidas, víctimas de todas las edades, lo mismo de 8, que de 11, que de 14, que 21 que de 26. Hasta llegó a ser sorprendido cuando enseñaba sus genitales y hacía tocamientos a dos niñas a la vez, una de 11 y otra de 9 años. Esta vez, como otras, los vecinos lo persiguieron, pero una vez más sus capacidades físicas lo pusieron a salvo.

Cuando fue detenido, no tuvo problema en confesar todos los cargos, con la indolencia y la indiferencia del psicópata que es. La sentencia por estos hechos en Madrid, la primera en firme que tuvo, llegó en abril de 1983. Le impusieron 38 años por dos violaciones, otras cinco en grado de tentativa, seis abusos deshonestos violentos y dos delitos de lesiones. Ocho meses después sumaría además los cuatro años de la violación en Barcelona.

UN PRESO MODELO PREMIADO POR EL SISTEMA

Vidal Anido regresó al Lugo natal de su familia en el 85 como preso modelo, primero en Bonxe y luego, como premio a su comportamiento, en Monterroso, entonces una prisión de baja seguridad especialmente diseñada para delincuentes jóvenes con esperanza de reinserción. Es la otra cara del psicópata, la del preso que no crea un problema, que asignado a trabajos de confianza de los carceleros, la del que consigue rebajar su pena a base buen comportamiento.

"Se presenta de forma correcta y guardando las normas de cortesía. Es más, en cuanto a la media de compañeros de reclusión demuestra una amabilidad y educación superior. A pesar del confusionismo existente en su cabeza, es abordable y colaborador en todo", se refleja en uno de los informes.

En junio del 86, con apenas cinco años cumplidos, vuelve a la calle

La junta de tratamiento de Monterroso informa favorablemente sobre su permiso penitenciario apenas un año después. En junio del 86, con apenas cinco años cumplidos, vuelve a la calle. Dos meses después, a principios de septiembre, disfruta de su segundo permiso, que aprovecha para atacar salvajemente a dos mujeres en Lugo.

En la investigación por esas agresiones se llegó a solicitar la imputación de la junta de tratamiento de Monterroso. Y en el juicio, en el que fue condenado a 73 años, se solicitó sin éxito que el Estado fuera condenado como responsable civil subsidiario e indemnizara a las víctimas.

SIN POSIBILIDAD DE RESOCIALIZACIÓN

A partir de las agresiones cometidas en Lugo cuando estaba de permiso, no tuvo más beneficios penitenciarios que los obligados por ley. Pese a la refundición de penas, con la aplicación de la doctrina Parot no hubiera podido salir hasta el año 2039, pero su anulación por parte de los tribunales de la UE permitió su regreso a las calles en 2013. Tardó poco en volver a intentarlo y en regresar dentro, pero en esa ocasión ya todos daban por hecho que tarde o temprano volvería a mostrar su verdadero rostro.

La anulación de la doctrina Parot por parte de los tribunales de la UE permitió su regreso a las calles en 2013

Señalado ya sin dudas por los psicólogos como "un psicópata sexual desalmado con desprecio al daño causado", su buen comportamiento en prisión tampoco engañaba a nadie: "Respecto al tratamiento, es bastante difícil dada su no aceptación de los valores sociales y su resistencia a aceptar todo razonamiento que contradiga su yo. Por su inclinación a vivir el momento presente y su falta de solidez se adaptará fácilmente al tratamiento y aceptará cuantas sugerencias reciba, pero sus efectos no serán duraderos y su buena conducta, que generalmente valoramos como una dato positivo en el pronóstico de comportamiento futuro, debemos estimarlo como muy poco significativo. De ahí que todo intento de resocialización sea muy difícil".

Cuarenta años como protagonista de la crónica negra
Noticia de Félix Vidal Anido, el violador del estilete, en un periódico de 1981. EPEl violador del estilete se ha convertido por méritos propios en uno de los grandes protagonistas de la crónica negra española en los últimos cuarenta años. Y eso pese a que la mayor parte de su vida ha estado en prisión.

Pero cada vez que ha tenido la oportunidad, ha demostrado quién es. Para los lucenses, empezó a ser conocido con esa noticia que El Progreso recogía en 1981 sobre los ataques en Madrid.

Desgraciadamente, se iba a hacer mucho más conocido en la ciudad en el 86; su detención y posterior juicio por sus ataques a dos mujeres levantaron gran expectación.