Este miércoles nevaba en Ucrania, pero María y Roberto salieron a la calle con su niña —nacida el día 1 por gestación subrogada— para apostarse ante el consulado de España en Kiev y reclamar, con otras veintinueve familias más, que inscriban a la pequeña como súbdita española para obtener un pasaporte y venirse a Lugo a reunirse con el resto de la familia.
María y Roberto pidieron un crédito para asumir los gastos de esta estancia, superior a la prevista, en Kiev. María tenía una tienda que traspasó para poder hacer frente a los dispendios. Su marido, Roberto, está con un permiso no remunerado de su empresa para poder estar con su mujer y su hija todo este tiempo hasta que se resuelva la situación.
Roberto y María llevan más de un mes en ese país y se vieron obligados a pedir un crédito para asumir los gastos durante la espera
Pese a carecer ahora mismo de ingresos mensuales, ellos fueron buscando medios para aguantar la espera. Otras familias, en cambio, se ven obligadas a hacer malabarismos —se viene uno de los progenitores o los dos a España y van otros familiares— mientras esperan que el Gobierno los escuche y se busque una vía rápida para darle la ciudadanía española a estos niños, que ahora mismo son veinte pero que, en los próximos días, serán quince más.
"Llegamos a Ucrania el pasado 22 de febrero. La niña nació el 1 de marzo y todo fue bien pero resulta que el 21 de febrero, justo un día antes de llegar nosotros, el Gobierno español sacó una instrucción por la que no se permite que el cónsul inscriba a estos niños —genéticamente nuestros, pero nacidos en este país por gestación subrogada— como españoles. Eso implica que nuestra hija no tendría pasaporte español para viajar. Ahora mismo, nuestra hija es apátrida. En cambio, antes del 21 de febrero con un análisis de ADN en el consulado, que demostrase la paternidad, se concedía la ciudadanía", dice la madre.
La pareja firmó el contrato en Ucrania hace tres años, cuando no había problemas para inscribir a los niños como españoles
Desde el pasado mes de agosto, esta es la cuarta vez que las familias españolas se encuentran con problemas para inscribir a sus hijos, con su misma nacionalidad, en Ucrania. La única salida sería que la pequeña obtuviese la nacionalidad y el pasaporte ucranianos y, ya en casa, tramitar la española. "Esperar a que le den la nacionalidad ucraniana supone unos cuatro meses más aquí y cuando llegase a España carecería de derechos como la cobertura sanitaria. Además, tendríamos que recurrir a dos juicios: uno, para la filiación, y otro, para la adopción", explica María.
Esta pareja considera que la instrucción del Gobierno es "injusta" dado que, al menos, debería dar una moratoria para que no afectase a niños nacidos de embarazos en curso. Mientras tanto, aseguran que no están angustiados aunque reconocen que "se te hace duro estar aquí los tres solos y echamos de menos a la familia".