POR DEPORTE, por un aire más limpio, por ahorro o, simplemente, por goce, son varios los lucenses que, en su vida cotidiana, optan por coger la bici y dejar el coche en el garaje. Algunos llevan ya años enganchados a las dos ruedas; otros, en cambio, acaban de probarla, desahuciados de la rutina de pasarse un cuarto de hora dando vueltas alrededor de su puesto de trabajo en busca de un aparcamiento.
Todos ellos ven ahora, con preocupación, el contenido del articulado de la nueva ordenanza municipal de tráfico, aprobada inicialmente en pleno el 5 de noviembre. Este reglamento, que todavía no comenzó a aplicarse y que no es definitivo, dado que está en fase de presentación de enmiendas y pendiente de su aprobación definitiva, prohíbe la circulación de bicicletas en zonas peatonales así como el encadenamiento de estos vehículos a las farolas.
