Vecinos a la expectativa

A residencia fue un barrio que se gestó y desarrolló en torno al antiguo Hospital Xeral, que se convirtió en el motor económico de la zona. Su cierre, tras la inauguración del Hospital Universitario Lucus Augusti, golpeó de forma brutal la economía del entorno. A Residencia tiene ante sí un enorme reto, que es seguir vivo sin el centro hospitalario como motor económico. Otras zonas de la ciudad, como Albeiros y O Castiñeiro, pasaron por una situación semejante por el cierre de empresas como Frigsa y Abella, para convertirse en una nueva realidad. Los vecinos y comerciantes de A Residencia están la espera de que las administraciones creen servicios e infraestructuras que dinamicen barriada. Tanto la presidenta de la recién creada Asociación de Vecinos y Comerciantes de la Residencia, Cecilia Vázquez, como el presidente del colectivo vecinal Río Miño-Avenida das Américas, José Regueira, demandan la unión de las fuerzas políticas lucenses, por encima de las diferencias partidistas, para sacar al barrio de esta encrucijada.

SERVICIOS SANITARIOS

Cecilia Vázquez es la cabeza visible de una agrupación creada con el objetivo de buscar alternativas que contribuyan a darle un nuevo impulso a la barraida. Ejerció de portavoz en las distintas movilizaciones de la plataforma vecinal y en las negociaciones desarrolladas ante distintas instituciones, y especialmente ante la Consellería de Sanidade, para lograr nuevos servicios que permitan aprovechar las instalaciones del clausurado edificio sanitario y atraer gente a los comercios y locales de hostelería del barrio.

Vázquez se reunió en una primera etapa con la anterior conselleira de Sanidade, Pilar Farjas, y más recientemente con la actual, Rocío Mosquera, con las que alcanzó una serie de compromisos. La apertura de una unidad de salud mental, la creación de un Punto de Atención Continuada y la instalación de un laboratorio de análisis fueron los proyectos prometidos por la Administración autonómica.

«Puede decirse que somos un barrio a la expectativa. Antes del cierre del hospital, nos prometieron una serie de servicios y nosotros reivindicamos su cumplimiento», explica la presidenta de Ascorelu. Vázquez comenta que hay que «tener paciencia» ante la lentitud de los trámites administrativos, y más aún en una época de crisis, aunque matiza que «quizá reaccionamos tarde. Debíamos comenzar a presionar y plantear reivindicaciones antes del traslado del hospital».

Una de las peticiones está a punto de convertirse en realidad. Sanidade inició los trabajos de acondicionamiento del antiguo edificio administrativo para albergar las unidades de salud mental, ubicadas actualmente en el hospital San José, y un centro de día para pacientes psiquiátricos. «Estamos satisfechos porque en poco tiempo habrá más actividad en el barrio con la apertura de este servicio», recalca.

Otra de las aspiraciones de Ascorelu es el traslado del Punto de Atención Continuada de Fingoi, cuyo centro de salud está muy congestionado, al edificio del Materno, que tendría que reformarse. Este traslado del servicio de urgencias extrahospitalario implicaría varias mejoras, ya que se dispondría de servicio de rayos y con otros equipamientos existentes en el viejo Xeral. También se crearía un centro de salud con el fin de aligerar de carga al de A Milagrosa. «Esta actuación no solo sería muy importante para la barriada de A Residencia, sino para el conjunto de la ciudad, por la mejora de los servicios», indica Cecilia Vázquez.

La Asociación de Vecinos y Comerciantes de A Residencia concentra ahora su esfuerzo en la consecución del PAC, después del varapalo sufrido al confirmarse la continuidad del laboratorio de salud pública, ubicado en la delegación de Sanidade. Pese a que expresa su «tristeza» por esta circunstancia, su presidenta ve lógica la decisión final de la consellería, «que nos fue comunicada antes de hacerla pública». «Quedó libre más espacio en el edifico donde está actualmente el laboratorio y es de sentido común evitar gastos innecesarios en una situación de crisis. De este modo se podrá contar con más fondos para el equipamiento del laboratorio», afirma Cecilia Vázquez, que es enfermera.

Fiel a esta misma tesis, la portavoz vecinal recuerda que «no es de recibo» que la administración tenga locales alquilados, «por los que paga millonadas», cuando mantiene cerrado el antiguo Xeral y asume el coste de la luz y de los vigilantes de seguridad.

«Aunque sea necesario derribar el Xeral y el pabellón central, quedan espacios aprovechables que se deben adecuar con la mayor rapidez posible para sacar al barrio de la situación de desamparo en que se encuentra», remacha la portavoz de la plataforma de vecinos y comerciantes. Cecilia Vázquez apoya la construcción de una nueva comisaría de policía en el espacio que quede libre tras el derribo de parte del recinto, tal como prometió el Partido Popular en el periodo electoral.

NUEVAS DOTACIONES

Desde la asociación vecinal Río Miño-Avenida das Américas insisten en la necesidad de utilizar los espacios y edificios del antiguo complejo sanitario para dotar a la zona de diversos servicios que no se crearon en épocas de bonanza. Su presidente, José Regueira, defiende la construcción de un centro geriátrico, que incluya residencia de la tercera edad y centro de día. Junto a los servicios sanitarios ya prometidos por la Consellería de Sanidade, Regueira considera de «vital importancia» la creación de otras infraestructuras complementarias de las que carece la zona, como un centro juvenil o una biblioteca nodal, que atienda tanto al instituto como a los colegios públicos de la zona y a otros centros educativos cercanos.

Por encima de cualquier otra consideración, el presidente de la asociación Río Miño-Avenida das Américas demanda de las distintas administraciones, y en especial de la corporación lucense, «unha unidade de acción á hora de concretar os distintos proxectos que se plantexen para compensar con novos servizos o dinamismo perdido pola marcha do hospital».

José Regueira demanda «un esforzo» por parte de las administraciones con el fin de «devolverlle ao barrio polos menos parte da actividade económica que tiña».

Este dirigente vecinal, que a su vez es funcionario municipal, se siente «frustrado» por la pasividad de la clase política, a la que reclama una mayor implicación en la resolución de los problemas del barrio. Reconoce, sin embargo, que en algunos casos se lograron avances importantes por mediación del colectivo que preside, sobre todo en materia de vigilancia. «Como calquer outro veciños vexo con bos ollos que se poida trasladar a esta zona a comisaría de policia. Constituiría unha mellora importante para a seguridad cidadá, na que xa houbo varios pasos na boa dirección», indica Regueira.

El portavoz vecinal se refiere a los problemas surgidos en locales de copas de la calle Tui y Poeta Cabanillas, que motivaron una movilización de los residenes hace ahora un año, Cansados de ver peleas y borracheras, la directiva de la asociación Río Miño-Avenida das Américas llegó a plantearse la posibilidad de crear patrullas con el fin de establecer turnos de vigilancia en la zona donde se concentraban los conflictos callejeros. Estos altercados se producían principalmente los domingos por la mañana y molestaban a los vecinos que acudían a misa a la iglesia parroquial de San Antonio. Después de plantear la cuestión al anterior subdelegado del Gobierno, José Vázquez Portomeñe, se incrementó la presencia policial, se controló el horario de cierre de los pubs y se solucionó en gran parte el problema.

Otra de las reivindicaciones planteadas por José Regueira es la creación de un área de esparcimiento, que bien podría ubicarse en la zona del Hospital Xeral o en los terrenos sin edificar que van del Mercadona hacia el Carrefour, espacio que considera más idóneo. «Deste xeito contaríamos cun lugar axeitado para a celebración das festas e incluso podería habilitarse unha pista polideportiva para a xuventude, xa que a Fonte dos Ranchos non se adapta a esta necesidade». En los alrededores de la Avenida das Américas no hay ningún lugar apropiado para los juegos infantiles.

Regueira recalca que, por encima de todo, lo verdaderamente importante es que A Residencia cuente con servicios alternativos a los del viejo centro hospitalario que «nos permitan reconducir o noso futuro».

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