Vecinos de Castelo aseguran tener pánico tras el acuchillamiento de una mujer en su casa

«Eu paso pola porta e veña a pechala. Meu home reñe e dime: ‘Acabas coas pechaduras’ pero eu contéstolle: ‘¿Para que as fixeron?’ e pecho porque en vistas do que pasou...». Esta vecina de Castelo de Abaixo rememora todavía, con el miedo en el cuerpo, lo sucedido el jueves 29 de abril enfrente de su casa. Una mujer, Blanca Casanova Penín, fue víctima de un atraco en su propia vivienda, cuando estaba fregando los cacharros.

«Eu teño pánico. Hai momentos en que aínda me pregunto se todo isto sería verdade. Agora teño medo. Mesmo o meu fillo, que ten 9 anos, díxome hoxe ó pasar por alí: ‘Mamá, que repelús’ e teño outra filla, de 14, que vén no bus andando soa pola pista e que, ás veces, ten que quedar soa na casa unhas horas pola que teño moito medo», comentaba ayer una de las vecinas de la mujer que fue asaltada y acuchillada.

Blanca Casanova fue descubierta por su marido, tirada en el suelo y desangrándose, cuando regresaba a casa, después del trabajo, para comer a mediodía. Momentos antes, su mujer había sido asaltada por dos individuos que entraron en su vivienda y le pidieron que les diera todo el dinero que tuviera. Al negarse, uno de ellos la acuchilló en la barriga. Posteriormente, mientras que otro vigilaba en la puerta, el que la atacó rebuscaba en los cajones de la vivienda. No se llevaron nada porque el coche de un vecino, el de enfrente, los asustó y echaron a correr no se sabe hacia dónde.

«Cando sentiu o coche, sei que dixeron: ‘Vámonos’ e botaron a correr non sabemos hacia onde, pero non sei se non sería hacia a vía do tren porque pola pista ninguén os viu. É máis, pola pista cruzouse o meu home co home de Blanca e non viron a ninguén», dice la vecina de la víctima.

Hace unos días que los vecinos vieron a dos desconocidos pidiendo limosna. «Dixeron que iban para Salamanca, á recollida de espárragos, e que se quedaran sen un peso en Lugo», aseguran.

Otros residentes manifestaron que, aunque nunca hubo incidentes, este barrio está bastante despoblado, pese a la construcción de algunos chalés. «Os novos veciños
só veñen comer e durmir e nas casas de antes ou viven vellos ou están baleiras», afirman.

«Díxenlle que estaba no paro, pero oín un ¡clac! e despois xa me deu»
Pese a que ya recibió el alta médica, Blanca Casanova Penín todavía asegura sentir bastante dolor del navajazo que le dio su atracador. Esta mujer iba a coger el pan, sobre la una de la tarde del pasado jueves, en la puerta de su casa, cuando vio pasar a dos jóvenes, uno de ellos fumando un cigarro sin boquilla, con bastante mal aspecto. Algo extrañada, le preguntó al vecino de enfrente y al panadero, que llegó después, si los había visto a lo que ambos respondieron que no. Sin embargo, el vecino le contestó: «Hai xente traballando na Renfe que teñen a pel morena así que se cadra son algúns deses». Blanca se quedó tranquila y se metió en casa. Había fregado el suelo y dejó la puerta abierta, para que secara antes. Continuó con sus tareas domésticas y se puso a fregar los cacharros.

«De súpeto, entraron os dous. Un quedou na porta, vixiando, e o outro veuse para xunta miña, para a cociña, colleume pola camiseta e díxome: ‘Dame el dinero’. Eu contesteille:
‘No tengo, que estoy en el paro’. El díxome: ‘Mira que te rajo’ e meteu a man no peto, oín un ¡clac! e xa me deu», cuenta.

En el momento, Blanca Casanova no sintió dolor, al igual que le ocurrió a Secundino López, también acuchillado el pasado domingo en Lamas de Prado. «Sentín calor, máis que dor. Despois, si que me doía. O que me pinchou, comezou a abrir tódolos caixóns. Meteuse no dormitorio e sacou todo para enriba da cama. Eu quedei na cociña, como hipnotizada, pero pasou o veciño co coche e o outro asubioulle e díxolle: ‘Vamos’ e marcharon», afirma.

Tras su marcha, la mujer comenzó a andar con el fin de avisar a los vecinos pero no consiguió llegar a la puerta: se cayó en el pasillo. Afortunadamente, no tardaría mucho en llegar su marido que, en cuanto la vio, lo primero que pensó es que le había dado un mareo. «Pasaría un cuarto de hora tirada no chan, desangrándome. Eran dous rapaces de pel morena. O que quedou na porta levaba o pelo cortado con maquiniña e tiña unha rasta. O da navalla tiña o pelo longo e moi sucio, iba con cazadora e pantalón vaqueiros e levaba uns ‘playeros’», cuenta.

Sobre la posibilidad de que pudiesen ser dos pacientes del centro de tratamiento de drogodependientes, Blanca Casanova cree que no.

«Ata agora non houbo problemas con eles. Debe haber dous meses que se abriu e van alí a tomar a metadona pero algúns suben despois ó Carqueixo a pola droga», afirma.

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