Urgencias abre con más espacio de observación y críticos en el Hula

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El Lucus Augusti funciona al completo desde la mañana de ayer, cuando se puso en marcha el servicio de Urgencias, el último en ser trasladado a las nuevas instalaciones y el que marca el cierre definitivo del Xeral. El servicio -que ve aumentado su espacio para observación a 30 boxes, frente a los 23 que tenía, y el de críticos a 4 espacios, frente a 1- echó a andar con una sala de espera ya ocupada.

Cuando aún faltaba un cuarto de hora para la apertura oficial, las ocho de la mañana, y, por tanto, todavía ni había personal de admisión y ni siquiera se había señalizado la ventanilla, tres pacientes aguardaban ya para ser atendidos. «Fuimos al centro de salud de Vilalba y nos dijeron que viniéramos aquí, que hoy empezaban a atender las Urgencias», decía María del Mar Grandío, que acompañaba a su padre, con dificultades respiratorias.

Los otros dos pacientes eran los mellizos de ocho meses Iker y Álex, que llevaban toda la noche despiertos vomitando. «Los traje directamente aquí porque sabía que abrían hoy y, por la hora que era, ya no tenía sentido ir al otro», explicó su madre, Sagrario Canle. En un goteo, empezaron a llegar otros pacientes, aunque el primer ingreso en el Lucus Augusti de un enfermo visto en Urgencias no se produjo hasta las diez menos cuarto, cuando se decidió hospitalizar a un varón con neumotórax.

El último servicio del Hula en funcionar se estrenó con el personal facultativo con el que cuenta habitualmente, tres médicos desde primera hora; otros cuatro que se incorporan a las nueve y media para hacer una guardia de 24 horas y otro, que entra a las tres de la tarde. El jefe de servicio, Manuel García Novio, expresó su confianza en que la distancia disuada a las personas con patologías propias de ser vistas en un PAC de acudir a Urgencias, de forma que se pueda centrar en los pacientes agudos. «El hecho de que haya que venir en coche o en bus, y por la noche no hay buses, sumado a que el PAC está mucho más céntrico, creo que ayudará», apuntó. Una media de unos 150 pacientes con dolencias no urgentes iba cada fin de semana al Xeral.

Precisamente en el viejo hospital, a las ocho de la mañana todavía quedaban 18 pacientes: 9 en observación, a los que se le dio el alta a lo largo de la mañana; 7 recibiendo el alta y dos con previsión de traslado al Hula para ser valorados e ingresados si fuera preciso. Pese a todo, la jornada dominical fue más liviana de lo habitual, quizás por cierto efecto disuasorio del traslado. Desde las ocho de la mañana del domingo hasta la misma hora del lunes fueron vistos 156 usuarios, frente a los 184 de media en domingo.

Un hombre con dolor abdominal fue el último usuario atendido en el hospital, donde a través del servicio de Urgencias estuvieron también saliendo durante toda la mañana los pacientes que quedaban en UCI y Reanimación. El último lo hizo a la una menos veinte.

De esta forma, al mediodía, el Xeral presentaba el desolador aspecto de cualquier instalación destinada a albergar mucha gente cuando se queda completamente vacía, con material acumulado para trasladar y pintadas de despedida en las paredes. Desde tristes adioses y recuerdos a los compañeros, hasta animosos «dejamos la pensión y nos vamos al hotel» o ‘retranqueiros’ «non deche ‘acabao’ con nós, ahí te quedas».

En el nuevo servicio, la jornada acabó con quejas de algún pacientes por el «caos», la lenta atención y el «frío».

AL MARGEN. Mendicidad y tímidos gorrillas

  • El funcionamiento del Hula casi al completo ha llevado al nuevo centro estampas que se creían superadas. En el exterior, donde son evidentes ya los problemas de aparcamiento con filas de vehículos estacionados hasta casi la rotonda de la Ronda Leste, ya se pudo ver a una gorrilla, una mujer que reclamaba dinero en la finca municipal destinada a albergar un parking. Pese al traslado, otro gorrilla seguía, impertérrito, operando en el Xeral.

Pedir en Extracciones

  • Los pacientes de Extracciones vieron ayer a una joven pidiendo dinero alegando estar muy enferma y necesitar fondos para afrontar un tratamiento médico.

PARTOS
El primer bebé llega al Lucus Augusti con 3,7 kilos de peso

Un precioso y tranquilo niño de 3,7 kilos de peso se convirtió en el primer bebé nacido en el Lucus Augusti. El pequeño Raúl Rego dormitaba ayer plácidamente en brazos de su madre, Mónica Gallego, vecina de Castro de Ribeiras de Lea,a la que su ginecólogo derivó al nuevo hospital para que trajese a su hijo al mundo a las cinco y veinte del pasado domingo. «Fue un parto inducido por eso me mandaron aquí, que, la verdad, no tiene ni punto de comparación. Es un trance que hay que pasar y si es en un sitio así, mejor», explicó.

Es su primer hijo, pero tiene en la retina la visita a familiares y amigas en el Materno como para hacer comparaciones. «La verdad es que el otro estaba obsoleto. Esta habitación es individual. Mi marido dice que durmió muy bien la pasada noche en el sofá e incluso el sillón es cómodo para dormir.

Al menos otras dos mujeres se encontraban ayer en los paritorios del Hula. En la sala de espera, Divina Castro, madre de Ana Isabel, aguardaba noticias de su hija y de su nieto. «Lleva desde las siete de la mañana. Antes fuimos a Urgencias del Xeral, pero ya la enviaron a aquí en ambulancia», contaba expectante. En el segundo caso se trataba de un parto inducido.

Pese a que el Materno cerró oficialmente sus puertas el pasado viernes, lo cierto es que durante este fin de semana siguió albergando gente. Alrededor de una decena de mujeres dieron a luz durante el pasado fin de semana en los paritorios de la vieja residencia, después de pasar por Urgencias. Desde el día 28 la actividad de partos estuvo dividida entre los dos centros y, mientras en el Lucus Augusti, sólo se desarrollaban los nacimientos inducidos o de mujeres ya ingresadas en Obstetricia, el Materno siguió acogiendo los restantes.

De hecho, sobre las once y media de la mañana de ayer el Materno todavía acogía a una madre y su pequeño, a los que ya se había dado el alta médica y que esperaban a ser recogidos.

También desde ayer se procede al vallado del acceso al Materno, algo que ya se hizo con la entrada del Xeral para evitar que pasen personas ajenas al traslado. Aunque se llegó a hablar de que se había producido algún robo, el Sergas lo negó. La cafetería del Xeral cerró también ayer.

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