¿Tiene sentido esperar al que, hasta hace poco, era el primer día oficial de rebajas para comprar una prenda si se encuentra con antelación a mitad de precio? ¿Lo tiene aventurarse a ir de tiendas justo al arrancar la campaña cuando lo que se pretende es gastar lo mínimo posible? Muchos lucenses parecen haber contestado negativamente a ambas preguntas y gran parte de establecimientos del centro parecían ayer vivir una jornada completamente normal, incluso poco concurrida después de las avalanchas navideñas.
«Otros años teníamos el doble o el triple de gente en la fila para pagar», admitía la encargada de una tienda, mientras otra reconocía que «no parece que estemos en rebajas». La jornada empezó más fuerte, pero fue perdiendo fuelle a medida que avanzaba, de forma que a media mañana en muchos percheros se podía percibir la huella de las rebajas -ropa desordenada y amontonada- pero las cajas estaban despejadas.
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