Una vida ilusionante

lugo es cuna de magos y él (Antón) ha sido el padre artístico de muchos. Profesional desde 1979, -tras haber abandonado los estudios de psicología-, se ha convertido en todo un referente de la creación de ilusiones. Todo el mundo lo conoce por su nombre propio, también artístico, hasta el punto de que sus apellidos (López Rivas), quedaron relegados al papeleo oficial.

Tan buen escapista como Houdini, capaz de crear grandes espectáculos como Copperfield, o sorprendente en la distancia corta como Tamariz, Antón está ahora inmerso en la producción artística aunque volverá al escenario. Lo hará a lo grande, como a él le gusta. Mientras, a su lado crece un chaval de 15 años que ha brillado en sus primeras actuaciones. La consagración de este mago precoz llegará pronto. Será cuando próximamente actúe en el Luar de Gayoso, el mismo lugar donde estuvo a punto de perder la vida en plena faena.

En ese momento, Antón habrá incrementado la nómina de la veintena de magos profesionales que hay en Galicia y él continuará congratulándose de que la magia en esta comunidad hubiera conseguido el reconocimiento de arte escénica. Atrás queda su orgullo de haber impulsado la primera asociación de magos profesionales de Galicia, pero convivirá con la pena de que la Casa da Maxia de Ourense, que funcionará antes de fin de año, no se hubiera ubicado en Lugo. Menos mal que de esto último no se enterará Facundo, uno de los hijos adoptivos de Antón en su otra faceta, la de ventrílocuo.

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