Una tesis trata la detección de nuevas toxinas marinas

Paz Otero (Foto: Xesús Ponte)
photo_camera Paz Otero (Foto: Xesús Ponte)

La investigadora Paz Otero leyó ayer en la facultad de Veterinaria su tesis de doctorado sobre ‘Desarrollo de técnicas de identificación, detección y purificación de toxinas lipofílicas’, un trabajo que se centró en dos tipos de biotoxinas: las ciguatoxinas y los espirólidos, para los que no hay métodos oficiales de detección en Europa. Las primeras son de origen tropical, pero, por distintas razones, cada vez aparecen en aguas más templadas y han causado intoxicaciones alimentarias en Canarias y Madeira. Los espirólidos se detectaron por primera vez en los años 90 en Canadá, pero desde entonces se han extendido a otras zonas del continente americano y al europeo.

La normativa exige que haya ausencia total de ciguatoxina en los productos de consumo humano, mientras que para los espirólidos no hay un límite establecido. Según Paz Otero, en la actualidad es difícil encontrar un mejillón que no tenga, aunque solo sean trazas, de espirólidos, de los que no existen referencias de intoxicación en humanos, aunque sí está demostrado que provocan reacción en ratones.

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