Una plaga de ratas desata las alarmas en Sierra de Outes

Los vecinos de Serra de Outes sufren una plaga de ratas desde hace dos meses. El número de roedores aumentó sin control e, incluso, hay personas que dan de comer a los animales, lo que agrava el problema. La situación se ha desbordado hasta generar alarma entre los residentes, preocupados porque en la zona, además de muchas viviendas, hay una escuela infantil, el colegio ‘Menéndez Pelayo’ y, cerca, el Hospital Xeral.

 

Los roedores se hicieron fuertes en una finca en la confluencia de las calles Serra de Outes, Concello y Avenida Breogán. El solar está descuidado y lleno de basura, lo que proporciona el hábitat ideal para los roedores, que han construido una extensa red de madrigueras, escondrijos en los que se refugian en cuanto se sienten  intimidados.

 

Los vecinos denuncian que el número de ratas creció porque encuentran alimento fácilmente, ya que algunas vecinas del lugar les dejan comida todos los días. «Hay dos señoras que dejan comida en el solar. Les dije que no lo hicieron porque el número de ratas se dispararía, pero ellas sólo respondieron que daban de comer a unos gatos y que hacen lo que quieren», indica José Luis López, vecino de Serra de Outes. Por si fuera poco, este lucense apunta que, en alguna ocasión, hay quien dejó mantas y ropa vieja, para facilitar el abrigo de los animales, algo que ha acabado de encrespar los ánimos de los vecinos preocupados por la plaga.

 

Alguno de los vecino inició alguna acción para evitar que los roedores se multiplicaran, como la destrucción de algún comedero o nido, pero sus intentos, hasta el momento, han sido en vano.

 

«Es muy fácil verlos por encima del muro de la finca o cruzando la calle. De hecho, en los bancos que hay delante del solar antes había mucha gente que se paraba a descansar durante sus paseos o quedaba ahí con las amistades, pero ahora nadie se atreve a sentarse ahí», dice Silvina Vigo, una vecina. Esta lucense vive delante del solar en el que moran los roedores y asegura que tiene que andar «con mucho ojo» para controlar los mamíferos y evitar que entren en su casa, ya que han llegado a colarse en viviendas.

 

En muchas ocasiones, especialmente los días de más calor, los vecinos no pueden abrir las ventanas de sus casas, ya que el olor es «insoportable», dice José Luis Pérez.

 

 

REPRODUCCIÓN

 

Las ratas se reproducen con facilidad y su número crece a gran ritmo, ya que una hembra puede tener 22 crías en un parto, algo que inquieta en la zona.

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