Una mujer en silla de ruedas reclama una rampa para poder salir de casa

Marina Abuín Covas se puede mover por Lugo con su silla de ruedas, pero no entrar en su propia casa. Vive condicionada por las barreras arquitectónicas del edificio en el que reside y por las dificultades burocráticas para construir la rampa que necesita para poder entrar en su propia casa.

La mujer vive en Monte Faro y se lamenta de que el Ayuntamiento no da permiso, por una cuestión urbanística, para hacer la rampa que le permitiría entrar y salir de casa con su silla de ruedas.

El problema es que hay colisión de derechos, porque la obra que se precisa para permitir la movilidad de la mujer no sólo afecta al interior del edificio, sino también al exterior y, por tanto, a la acera. Así, el Ayuntamiento precisa que la comunidad de vecinos donde vive Marina Abuín pidió una licencia de obra menor para construir la rampa que «por un tema de medidas» no se ajusta a la ley. Como no hay más remedio que cumplir con la legislación, para autorizar la rampa el Ayuntamiento precisa un proyecto técnico que acate las normas urbanísticas.

La comunidad tiene el asesoramiento del Concello para hacer correctamente el proyecto, pero el problema es que los vecinos quieren que sea el propio Ayuntamiento el que se encargue de hacer los planos y tramitar los permisos, algo que no es viable, según el organismo local.

Mientras, Marina Abuín se queja de que no puede seguir esperando, porque su situación le está provocando conflictos incluso con miembros de la comunidad de vecinos. Y es que hay quien le ha causado incluso destrozos en la silla de ruedas por dejarla en el garaje, el único lugar en que puede guardarla, al no poder entrar en casa con ella.

Algún vecino, además, la ha requerido también para que saque la silla del garaje alegando que estorba, con lo que la mujer se encuentra entre la espada y la pared, porque no ve salida a su problema.

Para aplacar los ánimos de vecinos que la censuran por guardar la silla en el garaje ha tenido que llegar a usar el obvio argumento de que cualquiera puede verse abocado a usar una silla de ruedas. Pero más allá del problema con algún vecino, su situación se va haciendo cada vez más acuciante, ya que ahora aún puede hacer un tramo corto con muletas y llegar de su casa al garaje, pero eso puede cambiar.

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