Cada español consume alrededor de nueve kilos de yogur anuales, según el Ministerio de Agricultura y Alimentación, de ahí que el cambio normativo sobre su plazo de consumo haya llamado la atención de mucha gente. A partir de ahora, los fabricantes ya no tienen la obligación de marcar su fecha de caducidad, solo la de consumo preferente. Es un matiz semántico llamativo, pero que no va añadir riesgo alguno para el consumidor, según indican especialistas en industria alimentaria, que matizan, además, que más importantes que las fechas son las condiciones de conservación, incluso en el propio hogar.
Carlos Franco, profesor del área de Nutrición y Bromatología de la facultad de Veterinaria, matiza que en el «paquete de higiene» que define la Unión Europea la fecha de caducidad -a partir de la cual no se debe consumir-se reserva para productos perecederos con riesgo microbiológico. Así lo indica también la Organización de Consumidores y Usuarios (Ocu), que incluye en este grupo carnes o pescados crudos y frescos, que, una vez caducados, pueden contener bacterias patógenas.
