Para proporcionar primeros auxilios se precisa una mezcla justa de conocimientos y sangre fría, que permite saber qué hacer y, además, ser capaz de hacerlo. Si comprender cuál es el problema y actuar en consecuencia puede ser complicado en cualquier caso, la situación se vuelve especialmente peliaguda si el enfermo es una persona con parálisis cerebral que tiene problemas para decir qué le ocurre.
«Un porcentaje muy importante de personas con parálisis cerebral tienen un gran deterioro físico, y muchos de ellos, también psíquico y sensorial. Se pueden dar situaciones de crisis que son muy aparatosas y ante las que muchos no saben bien cómo reaccionar: dificultades para respirar, atragantamientos con la comida...», explica el presidente de Aspace Galicia, Eulogio López.
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