Una escuela en el aire

Curso de masajes celebrado por Preescolar na Casa en Ribadeo (Foto: AEP)
photo_camera Curso de masajes celebrado por Preescolar na Casa en Ribadeo (Foto: AEP)

Preescolar na Casa es, en estos momentos, el principal ejemplo de cómo la crisis y el recorte de ayudas amenaza la supervivencia de entidades con una amplia trayectoria. El primer golpe llegó en 2008, cuando la Xunta recortó de 22 a 13 el número de docentes que aportaba en comisión de servicio. Supuso la eliminación de varios grupos y la sobredimensión de otros, pero el programa educativo para familias que Cáritas puso en marcha en 1977 aguantó.

Esta primavera recibió un nuevo golpe, con la confirmación de que la Xunta reducía su aportación en 300.000 euros. El patronato de la Fundación Preescolar na Casa y los trabajadores negocian una salida, pero de momento no hay avances y la opción más probable es que se lleve a cabo una regulación para despedir a ocho trabajadores, no renovar los contratos de cinco y aplicar un Ere temporal a 18.

El comité de empresa planteó una contraoferta, que consistiría en una reducción de jornada y un Ere rotatorio de todos los trabajadores, pero el patronato sostiene que las cuentas no dan. Y la secretaría xeral de Familia e Benestar tampoco ha planteado ninguna alternativa a los trabajadores.

Así las cosas, es muy probable que en otoño un buen número de padres y niños gallegos no puedan empezar el curso de Preescolar na Casa. El programa no forma parte de la oferta educativa de la Xunta, pero en Galicia llega a unos mil hogares, de pueblos y ciudades.

Porque aunque Preescolar surgió para corregir la desigualdad educativa que había entre las zonas rurales y las urbanas, tanto de niños como de adultos, en 2001 dio el salto a las ciudades. Coincidió con la constitución de la fundación, que supuso que Preescolar dejara de ser un programa de Cáritas a tener entidad propia.

Empezó siendo un programa de refuerzo de los niños en las zonas rurales, donde llegaban mucho más tarde a la escuela convencional. Las malas comunicaciones, el mal tiempo y el cierre de las escuelas rurales y la creación de las grandes concentraciones escolares, en las que no se aceptaban niños muy pequeños ni en el comedor ni en el transporte, hacían que no empezaran el colegio hasta los seis años. A Antonio Gandoy, el cura de la bicicleta, no le parecía bien, así que empezó a impulsar por los pueblos reuniones quincenales con grupos de familias. Hasta que a Alberto López, uno de los niños de esas familias, se hartó de quedarse en casa. Con tres años, insistió en acompañar a sus padres, y no solo lo consiguió, sino que los precursores vieron que podía ser positivo un espacio de relación entre niños y padres.

«Educábamos todos, os fillos e os pais, e máximo naquel tempo, no que non había tanta información como agora», contaba hace un par de años Jaime López, el padre de Alberto.

De esta forma, Preescolar na Casa se convirtió en una iniciativa pedagógica pionera en España, que sirvió de modelo para otras regiones y con el tiempo llegó a ser incorporada por alguna administración educativa, como la balear. En Galicia no se consiguió, pero aun así Preescolar na Casa es un programa muy apreciado por los usuarios, hasta el punto de que está llegando hasta las segundas generaciones y desde hace unos años abarca ya la formación prenatal.

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