Una dieta más sensata

Estos días, muy a mi pesar, anduve de médicos. De vez en cuando, los humanos nos rompemos y tenemos que pasar por el taller para una puesta a punto, porque de lo contrario corremos el riesgo de acabar de forma prematura en el desguace. En todo caso, una persona con bastantes más años de vuelo que un servidor me dijo una vez que lo importante no es el número de veces que pases por el mecánico, sino que la avería tenga arreglo. Con independencia de la edad, a uno siempre le quedan kilómetros por recorrer.

El actual sistema público de salud no es perfecto. Adolece de importantes lagunas que merman su eficacia, algunas provocadas por falta de recursos, que casi nunca sobran, y otras por fallos de organización y errores humanos. Aún así, cuando uno se encuentra mal y acude a un centro sanitario se percata de la importancia que tiene el derecho a la sanidad universal. Es el argumento que justifica muchos de los sacrificios que tenemos que hacer por vía impositiva los curritos de a pie.

Se trata de que cada persona reciba la atención que necesita en cada momento, sin que los médicos o el personal sanitario tengan que revisar los números de la calculadora antes de solicitar una prueba diagnóstica o dar un tratamiento. Si la caja está vacía, habrá que apretarse el cinturón, pero nunca alrededor del cuello.

El presidente de la Xunta dijo en sede parlamentaria que pasará a la historia como un defensor de la sanidad pública. Ojalá que todos disfrutemos de tan notable intención. Sin embargo, hay que reconocer que causan cierta inquietud, especialmente entre los profanos, las advertencias lanzadas por los colegios oficiales de médicos con respecto a los anunciados ajustes o las protestas del personal en la entrada del Hula.

El tiempo les dará la razón a unos y se la quitará a otros. De todas formas, antes de poner a dieta al sistema sanitario o a otros servicios básicos, como la educación, los endocrinos de la política deberían revisar la cantidad de calorías que consume, en forma de millones, la propia estructura administrativa. Habría que plantearse en serio si es sostenible que una provincia con poco más de 350.000 habitantes esté dividida en 67 municipios, con los gastos superfluos que ello acarrea.

Alfoz ha sido el primer ayuntamiento de Galicia que se ha mostrado dispuesto a estudiar las ventajas de una fusión con su municipio vecino, O Valadouro. Lamentablemente, esa decisión juiciosa no es más que una gota de agua en el océano.

Feijóo dijo que la revisión del mapa municipal es un «camino sin retorno». Pidió, además, que ese proceso no esté lastrado por «condicionantes localistas». Sin embargo, a la vista de la opinión manifestada por algunos alcaldes, parece que el presidente todavía tendrá que hacer mucha pedagogía entre los suyos. Lo sensato hubiese sido tomarle la palabra.

 

Los sentimientos a golpe de spray han dejado de esta guisa un parque infantil

Es la época de Facebook, Twitter o Tuenti. Tenemos acceso al Messenger, al correo electrónico, al Skype, al WhatsApp, a la videollamada o al servicio postal de toda la vida de Dios. No es necesario dejar de esta guisa un parque infantil para deshojar la margarita. Hubiese sido más íntimo un tatuaje. Los demás no tendríamos que verlo todos los días.

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