Una de políticos y chatos

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Todas las ciudades tienen sus tradiciones y rincones especiales y Lugo no podía ser menos. De hecho, es considerada como una de las mecas nacionales del tapeo. Ir de chatos o cañas con los amigos, familia o compañeros de trabajo es una costumbre arraigada entre los lucenses, un hábito del que no se escapan ni los políticos.

La mayoría de los miembros de los diferentes partidos asegura que es una buena manera de desconectar del trabajo diario y, si la agenda se lo permite, aprovechan para ir a tomar una tapita.

José López Orozco, alcalde de Lugo, dice que no tiene mucho tiempo para salir a tomar algo con los amigos. «Non teño moito tempo, pero cando podo gústame variar os lugares. Non teño un sitio fixo», indica Orozco.

El portavoz municipal del BNG, Xosé Anxo Lage, es uno de los fieles a esta tradición. Cuando encuentra un hueco entre sus tareas, no duda en acercarse a los locales del barrio de A Ponte o Albeiros. Su devoción llega hasta el extremo de que es miembro de la Sociedade Gastronómica de Lugo. «Cando teño tempo, que non é sempre, vou ás tabernas máis tradicionais da Ponte e Albeiros», indica.

Una de las características más reseñables de ir de chatos es la tapa que sirven en los establecimientos, un reclamo al que los sentidos no pueden escapar. «Gústame probar de todo, pero coido ue o que máis me gusta é o polbo e a orella», indica el vicepresidente
primero de la Deputación, Xosé Antón Bao.

Esta idea la refrenda, a su manera, el presidente de la Deputación, José Ramón Gómez Besteiro. «Desde que dejé de fumar me como lo que me pongan por delante», indica.

El hechizo de ese bocado transporta a quien lo prueba a la gloria. No importa que sea más o menos elaborada, de cocina o un pincho frío, la unión del chato con la tapa es una gran idea, coinciden.

Para Joaquín García Díez, diputado nacional y portavoz del PP en el Concello de Lugo, el mejor pincho posible es «el de siempre». «No busco la ‘orella’ o los callos. En ese sentido soy tradicional; me quedo con el queso, la empanada o la tortilla», dice.

El secreto de Lugo es que cuenta con numerosas zonas para salir con los amigos y cada una con su encanto especial. Enrique Rozas, concejal del PP, coincide en esta idea y destaca A Milagrosa. «El centro se revitaliza, pero A Milagrosa se mantiene. Tiene un encanto especial», apunta.

Tradición extendida
La ciudad no es el único punto que los políticos lucenses aprovechan para realizar sus escapadas de la rutina diaria. El diputado autonómico José Manuel Balseiro y la vicepresidenta segunda de la Deputación, Lara Méndez, prefieren San Cibrao para pasar un rato agradable en buena compañía delante de unas tapas. «É unha tradición que ten que perdurar moito tempo, pero sen excesos. É unha boa forma de conectar con xente, que, doutro xeito, non coñeceríamos», indica Balseiro.

Lara Méndez prefiere también su San Cibrao natal, una zona tranquila para tomar un corto de cerveza con sus amistades. Una de las costumbres que tiene la socialista es que en esos momentos de desconexión no se toca la política. «Hablamos de temas de actualidad,
aunque, si la política lo es, se habla de ello. Lo que ocurre, en ocasiones, es que se acerca gente del pueblo y comenta el estado de una carretera o algún debate de televisión», dice la vicepresidenta de la Deputación.

Campo Castelo: La tranquilidad necesaria
El presidente de la Deputación, José Ramón Gómez Besteiro, opta por los locales de Campo Castelo, zona en la que, mientras tanto, sus hijos se divierten. «Puedo sentarme a tomar una caña con los amigos mientras los niños juegan en la plaza y los tengo al alcance de la vista», dice.

 

Recatelo: García Díez se queda en casa
Joaquín García Díez señala que prefiere los establecimientos de la zona de Recatelo, donde vive. «Cuando tengo un momento libre para ir a tomar algo me quedo cerca de casa». Bares y tabernas como los que se pueden encontrar en la zona son «idóneos para desconectar», afirma.

 

Tabernas: Lo tradicional, el mejor refugio
Xosé Anxo Lage es un incondicional de las tabernas de «toda a vida». «Cando podo, procuro ir a tomar un viño ás tabernas de sempre, a ‘Carmiña’ ou o ‘Chuco’, no barrio da Ponte ou a ‘Fina’ de Albeiros». Por su parte, Xosé Antón Bao señala que la familia le deja poco tiempo, pero si puede acude al centro.

 

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