Una araña que se droga no teje

La Fundación La Caixa muestra hasta el 3 de marzo en la Praza Horta do Seminario de Lugo una exposición con pruebas científicas de los efectos negativos de las drogas que no dejan indiferente. Como la tela tejida por una araña ‘sobria’ y otra que previamente había respirado vapor con LSD. La primera es perfecta, pero con la segunda sería imposible que cazara un solo insecto. La muerte por inanición sería segura.

La exposición se llama ‘Hablemos de drogas’ y aborda todo el fenómeno: dónde se producen, cómo se distribuyen, cuánto dinero mueven, quiénes las consumen, cómo afectan al organismo, qué consecuencias tienen en la sociedad (siniestralidad laboral, accidentes de tráfico, gasto sanitario...).

La muestra es abierta a cualquier tipo de público, pero está pensada especialmente para jóvenes, familias y docentes, por lo que contiene ejemplos muy ilustrativos, como un simulador para comprobar cómo conduce una persona bajo los efectos del alcohol o de otras drogas y una especie de ruleta rusa que sirve para lanzar el mensaje de que, si se consume solo una vez, es posible esquivar la bala, pero si se continúa, el riesgo de que la pistola vaya cargada es mucho mayor. Ayer el encargado de probarla fue el alcalde, José López Orozco, y salió ileso.

Una de las salas más impactantes es la que muestra con imágenes el efecto de las drogas en el cerebro, un aspecto que ayer explicó muy gráficamente el comisario de la exposición, el médico e investigador Rafael Maldonado. «Todas las drogas, desde el alcohol y el tabaco al cannabis y la cocaína, afectan a las mismas partes del cerebro: el sistema límbico, el de los instintos, y el córtex, el racional. Esos circuitos sólo están preparados para recibir estímulos naturales (la satisfacción que produce una comida, el sexo...), por lo que, con las drogas, se van apagando y llega un momento en el que no sólo no somos capaces de tomar decisiones racionales sino que esas sustancias ya no nos producen placer, pero necesitamos seguir tomándolas para no encontrarnos mal».

La explicación del investigador, catedrático de Farmacología en la Universidad Pompeu Fabra, se entiende perfectamente con un dispositivo que, en la misma sala, permite ir viendo el efecto del consumo en el rostro de una persona. Al principio, se relaja y sonríe, el gesto es de satisfacción, pero a medida que el consumo va aumentando, el semblante aparece cada vez más inexpresivo y deteriorado.

Muerte de neuronas

No menos impactante es la sala en la que se muestran bustos con los órganos que daña cada droga. Es sabido que el alcohol perjudica especialmente el hígado, y el tabaco, los pulmones, pero no todo el mundo sabe que el cannabis es un broncodilatador y, por tanto, al tomarse con tabaco, tiene un efecto demoledor en el pulmón; que la cocaína es la causa de muchos accidentes cerebrovasculares en personas jóvenes, y que las drogas de síntesis provocan directamente la muerte de neuronas, en concreto, de las relacionadas con el sistema afectivo.

Maldonado quiso dejar claro que todo lo que se muestra en la exposición «está contrastado científicamente. No hay ningún tipo de moralismo», recalcó, a la vez que incidió en la importancia de lanzar el mensaje de que quienes consumen drogas «no son viciosos, sino enfermos».

La muestra finaliza con una sala que sirve para romper estereotipos: se proyecta una imagen de un vagón de metro con varias personas y el espectador tiene que decir quién de ellas toma drogas. No es, precisamente, una joven con look y actitud hippy sino una mujer adulta y de aspecto intachable. «Las drogas están en la gente normal», afirmó el secretario general
de la Fundación La Caixa, Lluís Reverter, que mostró su deseo de que la exposición sirva a los jóvenes para decir no a las drogas y a las familias, para saber a qué se enfrentan y a dónde pueden acudir, como el teléfono gratuito de La Caixa 900222229.

NEGOCIO
50 euros por cada ciudadano del mundo

La exposición sirve para desmontar mitos como que las drogas se producen en unos países y se consumen en otros (en la actualidad también se fabrican en Europa) y que sólo las toma un determinado tipo de gente. Aporta, además, cifras que dan escalofríos, como el dinero que mueven. Según el último dato de Naciones Unidas, de 2005, el negocio genera 220.000 millones de euros al año. «Si lo dividiéramos entre todos los ciudadanos del mundo, saldría a 50 euros por persona», ejemplificó el secretario general de la Fundación La Caixa.

Un programa

La muestra, que estará en Lugo hasta el 3 de marzo, fue vista ya por 430.000 personas en otras urbes. Forma parte, además, de un programa más amplio de La Caixa de lucha
contra las drogas. 

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