Una académica de las carreras

Susana, en el acto de la facultad de Medicina, con el decano (Foto: USC/EP)
photo_camera Susana, en el acto de la facultad de Medicina, con el decano (Foto: USC/EP)

Susana Rodríguez tiene problemas de agudeza visual, pero los afronta con espíritu de atleta. Es miembro del Cidade de Lugo Fluvial y acaba de coronarse campeona mundial de paraduatlón, pero también es fisioterapeuta y estudia tercero de Medicina. La Universidad de Santiago le acaba de brindar un homenaje.

AL TELÉFONO Susana suena como un cañón de energía: locuaz, entusiasta, positiva y muy cercana. "No te creas, también tengo mis crisis existenciales, dice cuando se le hace notar lo claras que tiene las cosas. Será verdad, pero eso no hace sino confirmar su gran determinación. Acaba de ser proclamada campeona mundial de paraduatlón en Gijón y esta semana el decano de Medicina le ha brindado un homenaje en su facultad, donde estudia tercer curso. "Me vino bien, porque también soy estudiante, dice acostumbrada a que su parte deportiva brille más.

Sus padres son de Mondoñedo, donde todavía vive la mayor parte de su familia, aunque ella se crio en Vigo. Es la única de ellos que tiene albinismo oculocutáneo, «una condición genética recesiva», explica, y que, además de las características más evidentes, como la piel y el pelo extremadamente claros, provoca que «los conos y los bastones de la retina no estén bien desarrollados», lo que conlleva problemas de visión. «Veo bien a dos metros lo que una persona que no tenga ninguna disfunción visual ve a 60 metros», explica Susana que, lejos de arredrarse, ha sido siempre muy activa. «No me da el día para todo lo que quiero hacer. Mis padres se esforzaron para que tanto mi hermana como yo hiciéramos muchas actividades desde pequeñas», dice, y parece que así sigue siendo.

Desde la infancia se sintió atraída por las ciencias de la salud y, cuando acabó el bachillerato, logró una beca para el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Pontevedra, así que decidió matricularse en la Escuela de Fisioterapia del campus pontevedrés. Le gustó la carrera, especialmente las asignaguras más relacionadas con la Medicina y decidió seguir adelante con su vocación, animada por el caso de una chica con su misma condición que acabó el Mir en endocrinología. «Todo el mundo me decía que no lo hiciera», recuerda ahora, pero eso no fue suficiente para pararla. Este año cursa tercero y la pasión no se ha extinguido: «Es muy bonita y hasta ahora he podido hacerlo todo, aunque a veces tenga que ir algo más despacio», enfatiza.

Todavía no sabe hacia qué especialidad se orientará -«el Mir dirá», señala-, pero sabe que tendrá que ser «cualquiera de las que solo tienen parte clínica, que no conllevan ni cirugía ni laboratorio», y de todas ellas, endocrinología aparece ahora como primera opción, pero no descarta que otras posibilidades se impongan si se topa con otra especialidad que le parezca más atractiva.

Medios

Para estudiar, Susana necesita algunas herramientas de apoyo. «Parezco una óptica», bromea. Cuando se trata de leer letra pequeña utiliza «unas gafas que tienen una lupa en el ojo izquierdo y tengo que acercarme mucho. Los apuntes los hago en el ordenador y luego los imprimo en letra de tamaño 14», relata, y, en clase, cuando necesita prestar atención al encerado o la pantalla, cuenta con unas gafas «que son como un prismático pequeño».

En este campo, cuenta con la colaboración de la Once que le presta los programas de ordenador que utiliza. Además, le proporciona las ayudas ópticas a precios asequibles. Susana todavía está pendiente de saber si este año también le concederán, como en los dos anteriores, una beca Capacitas de la fundación Universia para estudiantes universitarios con discapacidad destinada a adquirir material. «Son muy motivantes, porque premian el trabajo y el esfuerzo; exigen un porcentaje de aprobado del 80% y no solo se fijan en la renta», aclara.

Lejos de lamentarse de sus circunstancias, Susana lo tiene muy asumido: «Desde pequeña tuve claro que soy como soy y tengo esa suerte, porque a veces el hecho de ser diferente te hace más tolerante». Reconoce que el deporte y la capacidad de comunicarse con los demás le han servido de mucho: «Valoro mucho hablar con gente que sepa escuchar. Cuando hay un problema todos lo pasamos mal, pero el que consigue comunicarlo lo lleva mejor. Todos necesitamos ayuda», admite.

Durante el curso, entrena dos horas diarias, una por la mañana y otra por la tarde, practicando las tres disciplinas que incluye el triatlón: natación, ciclismo y carrera. Para las dos últimas modalidades, en competición necesita una guía, que normalmente es la lucense Alba Cuba, otra representante del Club Cidade de Lugo Fluvial. En ciclismo van en tándem y en carrera corren atadas, ya que, para igualar las condiciones visuales de todos los participantes los atletas van con los ojos cubiertos.

Su tenacidad y esfuerzo va más allá de los entrenamientos y las renuncias, pues en la mayor parte de las competiciones, sobre todo en el extranjero, tienen que asumir los gastos, lo que implica muchas horas planificando viajes para ahorrar todo lo posible, además de trasladarse con un tándem a cuestas por el mundo adelante.

Pero pese a las dificultades, Susana Rodríguez sigue adelante con sus proyectos deportivos y académicos. «Creer algo posible es hacerlo cierto», dice el lema de su blog, que no parece elegido al azar.

DEPORTE
En Gijón se resarció de Londres

«Hice una buena carrera y me sentó bien», cuenta Susana sobre su victoria en Gijón, que le sirvió para quitarse la espinita de Londres, donde las inglesas las adelantaron a ella y a Alba en el último minuto. A ella le hubiera gustado ir al mundial de triatlón, pero la cuestión económico lo hizo inviable. Era en Pekín «y somos dos personas, eso son 4.000 euros». La falta de apoyo oficial llega hasta tal punto que «hasta la camiseta de España para subir al podio la tienes que comprar», apunta.

Colaboraciones 

Susana se siente muy agradecida al Cidade de Lugo por su apoyo, y tampoco olvida a Guillermo Méndez, del Club Deportivo USC, «encargado de la parte física», y a Isabel Salazar, profesora de Medicina y «encargada de la parte psicológica y de que me centre en cada cosa a su tiempo».

Comentarios