Un vertido de gasóleo llega al río por colectores que todavía no se usan

Un vertido de gasóleo en el río Miño a la altura de las obras de la nueva depuradora de Lugo puso en alerta ayer por la mañana no sólo a la Confederación Hidrográfica sino también a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado al comprobar que el hidrocarburo llegaba por una tubería que está en desuso.

El gasóleo llegó al río, según los primeros indicios, a través del colector general construido por la CHM para conducir las aguas residuales desde la ciudad a la nueva depuradora, pero que aún no está conectado a la planta porque ésta sigue en obras.

El vertido fue detectado por personal de la planta, que inmediatamente avisó a los técnicos de la Confederación. El siguiente paso fue desplegar barreras. Los trabajadores levantaron una especie de talud de tierra en el cauce y colocaron una barrera hidrófuga y específica para chupar carburante.

Paralelamente, el organismo estatal alertaba al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), dependiente de la Guardia Civil, para que investigue lo sucedido, ante la posibilidad de que exista un delito y haya una acción intencionada.

Otra de las hipótesis es que alguien vertiera a la tubería creyendo que se trataba de la que está en uso, un acto igualmente ilícito porque se trata de una sustancia altamente contaminante que acabaría en la actual depuradora, lo que podría provocar serios daños en las instalaciones.

La CHM no pudo estimar ayer la cantidad de hidrocarburo que llegó al río ni el lugar en el que se pudo realizar el vertido al colector, por eso pidió ayuda a la Guardia Civil, que investiga lo sucedido a.

El incidente de ayer es el segundo que se produce este verano en cauces del entorno de la capital, ya que a mediados de julio un líquido verdoso tiñó el regato de Mazoi, en las inmediaciones del polígono de O Ceao, durante más de tres horas.

El vertido se produjo detrás de la gasolinera que hay en la Avenida Benigno Rivera justo antes del enlace con la autovía, en un punto donde vierte al río un canal de la red de aguas pluviales del polígono.

Las primeras investigaciones apuntaron hacia una imprenta situada en las inmediaciones, a la que le fue abierta un expediente sancionador.

Con todo, en el último año se produjeron dos incidentes todavía más graves, ya que afectaron a la red de abastecimiento de agua potable.

En noviembre, un vertido de gasóleo detectado en un afluente del Miño en la parroquia de Meilán obligó a instalar barreras anticontaminantes unos metros antes del punto de captación de agua y a parar la potabilizadora durante varias horas, hasta comprobar que no había entrado hidrocarburo en las instalaciones.

Unos meses después, los problemas de turbidez del agua de la traída tuvieron en jaque a los ciudadanos y al Concello durante varias semanas.

Comentarios