Un tema, muchas imágenes

Adrián, Javier y la profesora Lidia Ascariz, durante la clase (Foto: Pepe Álvez)
photo_camera Adrián, Javier y la profesora Lidia Ascariz, durante la clase (Foto: Pepe Álvez)

El IES Leiras Pulpeiro es el primer instituto de Lugo que tiene un aula específica de autismo. Este curso comenzó a funcionar en el centro con tres alumnos que cursan primero de Eso. Uno de ellos ni lee ni escribe. Los únicos libros son pictogramas.


álex usa una vaca de plástico como pelota. La pasa de mano en mano y se acerca. Le cuesta hablar pero alguna palabra se le escapa.Saluda: «Hola». Parece querer comunicarse, difícilmente mira a los ojos. ¿Qué es lo que más te gusta hacer en clase? «Pensar y ver internet», contesta. Se conecta a la red para ver dibujos, pese a que tiene ya 16 años. Lo de pensar viene a ser una capacidad que trabaja con las profesoras para aprender a ponerse en lugar del otro y trabajar las emociones.

«Teñen que aprender qué está ben e qué está mal e tamén o que é absurdo. Trabállanse as emocións e como poñerse en lugar dos demais. Un dos exercicios que se lles fai cando son pequenos consiste en poñer caras de sorpresa e de mágoa para que aprendan a coñecer a reacción do outro», afirma una de las dos profesoras, Teresa Llano, especialista en Pedagogía Terapéutica y logopeda.

El IES Leiras Pulpeiro es, este curso, el primer instituto de Lugo que acoge un aula específica para chicos autistas. Los tres alumnos que acuden diariamente a clase son: Adrián, de 17 años; Álex, de 16, y Javier, de 14. Los tres estudian primero de ESO pese a que superan con creces los 12 años en los que se cursan estos estudios.

La elección de este centro como pionero en enseñanza secundaria con alumnos autistas no fue fortuita. Su director, Íñigo Barreiro, afirma que el Leiras Pulpeiro llevaba ya años trabajando en temas de convivencia, «incluso mucho antes de que fuese obligatorio por ley». Quizás, por eso, Educación escogió este instituto para poner en marcha el aula, para lo cual convocó un concurso de méritos que dio como resultado la asignación de dos profesoras al centro, durante seis años (tiempo estimado de estancia de estos chavales en el instituto), en comisión de servicios.

Adrián, Álex y Javier permanecen ajenos a las entrevistas con el director y el profesorado. Están pendientes de sus tareas y de la rutina. Hay una hora para cada cosa y la agenda ha de cumplirse a rajatabla. Pronto, tocará ver los dibujos de Tom y Jerry. Los chicos comienzan a impacientarse.

Estos tres alumnos se pasan la mayor parte del tiempo lectivo en su aula, rodeada de carteles, dibujos y, sobre todo, pictogramas. Más parece un aula de Infantil que de ESO. Se incorporan a su grupo, 1º C, en Plástica y Educación Física. También comparten recreo con sus compañeros, pero no juegan.

«Van, ademais, á biblioteca en certas horas de Lingua e tamén participan nalgunhas saídas. Si que teñen contacto cos demais pero a penas se comunican con eles», dice Teresa Llano.

Estos tres jóvenes proceden de los colegios Menéndez Pelayo y A Ponte. En este centro, hay ahora mismo tres alumnos autistas más; Casás tiene dos y Paradai, otro.

De los tres chicos, uno es analfabeto; otro se comunica con el alfabeto dactilológico (un lenguaje de gestos similar al de sordos). En los tres casos, el único libro lo constituyen los cientos de pictogramas, pequeñas cartulinas con imágenes que describen conceptos.

Álex intenta explicarnos su rutina en clase. Coge tres o cuatro pictogramas los junta y comunica el contenido de la clase de hoy: leer, ordenador, escribir, puzzle, monedas (el recreo y las patatas, en su caso, en la cafetería...). Y otra cosa más: acaba de meter una ficha con un pictograma en una caja. No es casual. Es el final de una acción y el comienzo de otra.

«Todo funciona con rutinas que non se poden cambiar sin previo aviso. Se non hai rutina, póñense moi nervosos, berran e autolesiónanse. Todo ha de ter un principio e un fin», manifiesta Teresa Llano.

En medio de esto, a uno de ellos le apasiona tanto la geografía que hasta sabe el nombre de todos los estados de Estados Unidos. Otro es un lince en matemáticas.

«Non hai motivo para que non aprendan a ler e escribir salvo que teñan unha dislexia ou outras dificultades. Todo ten que ser con moito apoio visual. É unha aprendizaxe moi repetitiva», dice Teresa Llano.

Javier se acerca. Apenas habla pero se interesa por lo que hacemos. Le gusta la tele. Sobre todo, los concursos y, entre ellos, uno: ‘Saber y ganar’.

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