Un padre dispara en el cuello con una pistola a su hijo en una discusión

Policías científicos entran en el portal (Foto: Xesús Ponte)
photo_camera Policías científicos entran en el portal (Foto: Xesús Ponte)

Un lucense fue detenido ayer como presunto autor de un disparo contra su hijo pequeño, de 22 años, al que dejó herido de gravedad tras descerrajarle un tiro en el cuello. La situación del joven es extremadamente preocupante ya que, según confirmaron a este diario diversas fuentes, parte del proyectil se le había quedado alojado en el canal medular.

Los hechos sucedieron en torno a las cuatro de la tarde de ayer en el domicilio que el hombre, de unos 60 años y con iniciales R.D.P., compartía con su esposa y sus dos hijos en un edificio de la calle Tino Grandío. En ese momento se encontraban en casa los cuatro miembros de la familia. Por motivos que todavía se investigan, se inició una discusión, que finalizó en tragedia cuando el ahora detenido echó mano de una pistola que guardaba en casa y disparó contra el menor de sus hijos, en presencia del otro, dos años mayor, y de su propia esposa, que al parecer fue la que dio el aviso a los servicios de Urgencias y a la Policía.

De inmediato, se desplazaron hasta el lugar varias patrullas de Policía Nacional y de Policía Judicial y una ambulancia. Ante el aviso de que se habían producido disparos, los agentes accedieron al domicilio con todas las precauciones y protegidos con chalecos antibalas. Sin embargo, finalmente no fue necesario el uso de la fuerza para reducir al hombre, ya que no opuso resistencia.

La escena que se encontraron fue tremenda, con el joven sangrando profusamente por la herida en el cuello que le había dejado el proyectil. Los servicios médicos consiguieron taponarle el orificio para trasladarlo hasta Urgencias del Hospital Universitario Lucus Augusti, acompañado de su madre, que es enfermera.

Según fuentes policiales consultadas por este diario, a primera vista la lesión, dentro de la gravedad, no parecía mortal. A ello habría ayudado el pequeño tamaño de la bala, un calibre 22. Sin embargo, las pruebas que se le realizaron al llegar al Hula revelaron un problema muy grave: parte del proyectil permanecía alojado en el canal medular, con el tremendo riesgo que eso conlleva.

Del caso se hizo cargo el equipo de Neurocirugía del Hula. En principio, se valoró la posibilidad de operarlo en propio hospital lucense, y hasta se dispuso todo lo necesario para la intervención. Sin embargo, y ante lo complicado de la operación, los médicos lucenses se pusieron en contacto con colegas del hospital coruñés expertos en lesiones medulares. Finalmente, se decidió enviar al joven a A Coruña. Al cierre de esta edición, se desconocía el estado exacto de la víctima, aunque el riesgo de que finalmente el joven tenga secuelas muy graves y permanentes es muy alto, dado que estaba afectada la médula.

Mientras, en el lugar del suceso, la Policía Nacional detuvo al presunto agresor y lo trasladó hasta comisaría, donde procedió al interrogatorio. En principio, está previsto que pase hoy a disposición judicial, si bien los agentes podrían prolongar su estancia en los calabozos hasta mañana para completar las investigaciones.

En el domicilio familiar, un equipo de la Policía Judicial se hizo cargo de las investigaciones. Contó con la colaboración de agentes de la Policía Científica, que procedieron a recoger todas las pruebas, en especial la pistola utilizada por el padre. Una de las claves del caso será determinar cómo llegó el arma a poder del hombre, ya que éste no contaba con permiso para su tenencia. Al parecer, una de las líneas de investigación apunta a que la pistola podría ser propiedad de un familiar que estuvo relacionado con el Ejército.

Otro punto a aclarar es la situación en la que se encontraba el padre a la hora del suceso. Algunos testigos presenciales declararon que presentaba síntomas de haber bebido alcohol, si bien no se pudo confirmar este extremo.

Vecindario

Como era de esperar, la noticia corrió como la pólvora por el barrio, donde la familia era muy conocida ya que llevaba residiendo en el lugar desde hace muchos años. Mientras que la madre es enfermera en el Hula, vecinos consultados por este diario afirmaron que el presunto autor del disparo llevaba ya tiempo prejubilado por razones médicas.

Varias personas que viven en el mismo edificio aseguraron que la familia nunca había tenido problemas con la comunidad, y tampoco conocían discusiones especialmente violentas entre ellos.

Un joven que conocía personalmente a los dos hijos, y que acudió al lugar en cuanto conoció la noticia, declaró que es «una familia humilde y absolutamente normal», por lo que mostró su sorpresa. Según insistía, nada en su larga relación con los hijos del matrimonio, en especial con el mayor, le hizo sospechar de que pudiera haber problemas familiares de tal gravedad que pudieran provocar semejante desenlace.

CALLE TINO GRANDÍO
El segundo susto en muy pocos días en el mismo edificio

Los vecinos de esta tranquila comunidad de la calle Tino Grandío han visto como en el intervalo de muy pocos días tenían que hacer frente a dos sucesos inesperados, ambos con visita policial.

El primero de ellos tuvo lugar hace menos de una semana, ante el intento de suicidio de una vecina que vivía justo debajo, una mujer de avanzada. Según el testimonio de un vecino, la Policía incluso tuvo que abrir la puerta a golpes para impedir que la mujer acabara con su vida.

Y no menos espectacular fue la intervención policial de ayer, con los agentes pertrechados con chalecos antibalas y desplegados a lo largo de las escaleras ante el riesgo de que el autor del disparo utilizara el arma contra ellos.

Algunas personas que conocían a la familia se mostraron ayer especialmente sorprendidas, no sólo por el suceso en sí mismo, sino por el hecho de que el hombre tuviera una pistola en su casa. «Hay demasiadas armas por ahí», reflexionaba uno de los vecinos, «deberían controlar más esas cosas».

CALIBRE 22
Pequeño pero matón

Las armas del calibre 22 son muy populares porque la munición es económica y tienen poco retroceso. Además, pese a que nunca se le adjudicó a este calibre el poder mortífero de los proyectiles de mayor tamaño, es uno de los que más muertes ha causado fuera de conflictos bélicos. Se debe a que en la corta distancia su poder de penetración hace que el proyectil, una vez dentro del cuerpo, describa una trayectoria errática e imprevisible, causando unos destrozos internos considerables.

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