La búsqueda de la creatividad es una constante entre los alumnos de la escuela Ramón Falcón, un centro que, quizás por tener una ubicación apartada -detrás de la Escuela de idiomas-, no es todo lo conocido que debiera en la ciudad. «Ofrecemos formación de lujo y parece que somos grandes desconocidos», indica su directora, Esther Muñoz, que asegura que hay que superar la denominación de «artes y oficios» para unas enseñanzas que, en algunos casos, se han puesto a la altura de un grado universitario.
Es el caso de las enseñanzas artísticas superiores que ofrece: Diseño Gráfico y Diseño de Interiores. Una sentencia del Tribunal Supremo emitida en febrero ha impedido que este tipo de estudios puedan denominarse grados, pero, a efectos prácticos, asegura Muñoz, las titulaciones son equivalentes. «La sentencia especifica que no se pueden llamar grado, que es una denominación restringida a la universidad, por eso se denominan enseñanzas superiores, pero siguen teniendo 240 créditos ECTS repartidos en cuatro cursos, igual que un grado universitario, además de un prácticum y un proyecto final». Dan acceso, por ejemplo, al nivel de máster y doctorado.
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