Un lucense confiesa la muerte de su mujer, pero el cadáver no aparece tras horas de rastreo

El detenido antes del registro en su casa en la noche del lunes. Foto: XESÚS PONTE
photo_camera El detenido antes del registro en su casa en la noche del lunes. Foto: XESÚS PONTE

Teléfono 016Un lucense de 43 años de edad, José Luis Cortiñas Romero, fue detenido como presunto autor de la muerte de su esposa, María Luisa Jiménez Jiménez, de 37, que estaba embarazada del que iba a ser el séptimo hijo del matrimonio. A última hora de ayer, el cadáver de la mujer no había aparecido, pese a que la Guardia Civil y una comisión judicial lo buscaron por varios lugares de la zona de Teixeiro, en la provincia de A Coruña, donde el presunto homicida decía que estaba su cadáver, aunque de forma errática y sin concretar.

Se sospecha que el crimen se produjo el pasado domingo, en una zona deshabitada de la carretera que conduce de Santiago a Lugo por Guitiriz, una de las tres rutas junto a la autovía y a la carretera vieja para desplazarse entre la capital gallega y Lugo. En ese lugar, en el municipio de Curtis, Cortiñas supuestamente paró el coche y acabó con la vida de la que fue su mujer durante más de dos décadas.

La trágica historia de José Luis, al que llamaban Pepe, y María Luisa, conocida por La Lupe, se desencadena de forma fatal hace aproximadamente un año. El hombre al parecer agredió a la mujer en la casa familiar, en el número 125 de la calle Orquídea, en el barrio lucense de Casás. Ella negó tal agresión, pese a los ofrecimientos de la Policía para que denunciase. Ese fue la única señal visible de los malos tratos que supuestamente María Luisa sufría en silencio de forma habitual. Hace aproximadamente dos meses, la víctima no soportó más la situación y le dijo al marido que se iba a casa de su hermana, a la localidad pontevedresa de Vilaboa. Su marcha no fue bien aceptada por el presunto asesino, pero aun así la acató porque no le quedaba otra solución. Hasta el pasado domingo.

José Luis cogió su coche y se presentó en la casa de Vilaboa. Según dicen los familiares de la chica, «la secuestró» y se la llevó en el vehículo sin que pudiesen hacer nada por evitarlo. Se cree que su intención era dirigirse a Lugo y así lo hizo, pero supuestamente por el camino acabó con la vida de la mujer, según sospecha la investigación, aunque el caso todavía está rodeado de varios puntos misteriosos y al cierre de esta edición no había rastro del cadáver.

DESAPARECIDA

La hermana de María Luisa denunció la desaparición y la Guardia Civil interpretó ya desde un principio que se trataba de una ausencia «muy peligrosa», dando a entender que podría haber un hecho violento de por medio. Los agentes acudieron a la vivienda de José Luis y se lo llevaron detenido a comisaría. En esta primera declaración, el presunto asesino dijo que llevó a la mujer hasta una gasolinera de Santiago, donde se bajó del vehículo y no volvió a saber nada de ella.

Guardias civiles de Lugo y Pontevedra siguieron trabajando en la investigación y decidieron volver a llamar al marido, ayer por la mañana. Esta vez, en un interrogatorio más detallado, dio otra versión de lo sucedido y la gasolinera de Santiago había pasado a ser otra de Robra y luego una tercera de la Avenida da Coruña en Lugo.

Entonces, ordenaron la detención y pusieron al hombre a disposición del juzgado de violencia de género, donde la titular, Estela San José, le tomó declaración. La magistrada a esa hora iba a participar ayer en una mesa redonda sobre violencia doméstica, pero tuvo que ausentarse.

Fuentes relacionadas con el caso señalaron que José Luis se derrumbó y realizó algo parecido a una confesión, indicando el lugar donde estaría el cadáver de su mujer. La jueza ordenó entonces desplazarse, ya en plena noche, al municipio de Curtis. Acompañada por varios guardias civiles, el forense y personal de un servicio de ambulancias, se dirigió al sitio indicado por Cortiñas, pero sin embargo no hubo éxito.

Entre que era de noche y que el presunto homicida comenzó a decir lugares diferentes, de forma confusa, la búsqueda resultó infructuosa. Entonces, la magistrada decidió regresar a Lugo para realizar un registro en la vivienda del matrimonio, una casa de planta baja y buhardilla. Pasadas las once de la noche acabó el registro y la comisión regresó de nuevo al juzgado, a la espera de que la jueza tomase una decisión.

La Guardia Civil establece controles en los accesos de Lugo para evitar una venganza
La familia de la mujer pretendía desplazarse anoche desde Vilaboa. La orden era buscar armas en coches sospechosos

La sombra de la venganza se cernía anoche sobre la familia Cortiñas de Lugo, tanto la que aún vive en O Carqueixo como la que ya está asentada en viviendas de la ciudad.

La noticia de la supuesta muerte de María Luisa Jiménez Jiménez puso en alerta a los familiares de la mujer, que ayer mostraron su intención de desplazarse a Lugo con intenciones poco amistosas. No es la primera vez que un crimen entre miembros de familias de étnia gitana desencadena una vendetta que puede durar incluso años.

La Guardia Civil comenzó pasadas las once de la noche a colocar coches patrulla en diferentes entradas de Lugo, sobre todo en A Campiña y O Ceao, para prevenir la posible llegada de familiares de la mujer. La consigna que tenían los guardias era ordenar detener a cualquier coche ocupado por personas gitanas y registrarlo de arriba a abajo en busca de armas. También estaban avisados de que mantuvieran las mayores precauciones posibles porque podría tratarse de individuos peligrosos.

TERCERA VÍCTIMA

Esta es la tercera muerte por violencia machista que se produce en la provincia de Lugo en lo que va de este año. A mediados del pasado mes de enero fallecieron a golpes una profesora, María José Suárez, de 44 años de edad, y su madre, Adela López, de 72, a manos del esposo de la primera en San Cibrao, en A Mariña.

El presunto homicida, el constructor José Ángel Cuadrado, declaró que cometió el doble crimen acuciado por las deudas.

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