Un incendio deja a la movida lucense sin dos pubs de referencia de la Rúa Nova

El dueño de El Gandul señala el interior de su establecimiento quemado a un bombero que participó en la extinción (Foto: J.Vázquez)
photo_camera El dueño de El Gandul señala el interior de su establecimiento quemado a un bombero que participó en la extinción (Foto: J.Vázquez)

Las llamas devoraron en la madrugada de ayer dos conocidos pubs de la Rúa Nova, La Noche y El Gandul. Tres familias, entre ellas un matrimonio con dos hijos de tres y ocho años de edad, fueron desalojadas. Nadie precisó asistencia médica. Este incendio desató las críticas de vecinos que consideran que si se hubiese quedado un retén de guardia de los bomberos se habría evitado que el fuego se propagara al segundo de estos locales de copas.

Los bomberos emplearon entre 80.000 y 100.000 litros de agua para extinguir las llamas. No existe confirmación oficial, pero la principal hipótesis que se maneja es que el fuego se debió a un cortocircuito en el cuadro eléctrico del pub La Noche, que se encuentra al lado de la barra de entrada. El alcohol y el aislamiento acústico actuaron como acelerantes. Agentes de la Policía Científica ya revisaron ayer las instalaciones para analizar cuál pudo ser la causa.

Cuando aún quedan los rescoldos del incendio de la semana pasada que destruyó un almacén de ropa deportiva de la Avenida da Coruña, ayer se volvía a disparar la voz de alarma. Eran las cuatro de la madrugada. Una vecina del inmueble número 43 de la Rúa Nova, en el que solo reside esta mujer con su marido y sus dos hijos, alertó a la policía de que oía ruidos en el bajo que ocupa La Noche. En principio creía que podía ser un robo. Pero no era así. Cuando se personó una patrulla para comprobar qué ocurría,no le quedó más remedio que ordenarle que desalojase la vivienda con su familia porque estaba saliendo una densa humareda. El matrimonio y los niños se cobijaron en la casa de unos familiares, que está muy próxima.

También tuvieron que abandonar sus moradas las cuatro personas que residen en los dos dúplex del edificio número 41, contiguo al establecimiento de ocio nocturno.

El pub, de unos 170 metros cuadrados de superficie, quedó completamente calcinado. En el foco del fuego, en el momento de mayor virulencia de las llamas, se alcanzaron temperaturas de unos 800 grados centígrados.

El incendio no dañó la fachada, ni el interior de las tres plantas superiores del inmueble número 43. Estas tan solo se vieron afectadas por el hollín y por las filtraciones del agua utilizada en la extinción.

Alrededor de las cinco de la madrugada, cuando se daba por apagado el incendio, bomberos y agentes policiales entraron, junto a su propietario, en el pub El Gandul, que se encontraba en el número 45 de la Rúa Nova.

El dueño de este local de copas, Juan Rogero, dijo que «había humo y polvillo», que, según las explicaciones que le dieron, había entrado por «los conductos del aire».

A las seis de la mañana se levantó el dispositivo. Veinte minutos después los bomberos tuvieron que regresar. El Gandul estaba siendo pasto de las llamas.

«La lógica de la razón»

El propietario de este pub aseguró que es de «sentido común» que permaneciese un servicio de vigilancia. «Yo pongo copas, no soy bombero, pero me parece lógico que se debe quedar un retén para evitar que se propagara el incendio», afirmó este empresario.

El alcalde de Lugo, José López Orozco, que estuvo presente durante las labores de extinción, primero en La Noche y después en El Gandul, calificó como «extraordinaria» la actuación de los bomberos y de los agentes de las policías nacional y local.

«Son testigo de que cando entraron os bombeiros e a Policía no Gandul non había ningún rescoldo de incendio», afirmó el regidor local, que estuvo acompañado por los concejales Paz Abraira, Sonia Méndez y Lino González Dopeso.

La estructura interna de madera del edificio en el que se encuentra este pub aceleró la propagación del fuego. El inmueble quedó completamente destruido, tanto el bajo, en el que está el local de copas, como el primer piso, que se utilizaba como almacén. Hasta el tejado se vino abajo.

Contención

Finalizadas las labores de extinción, se valló el acceso a El Gandul. Los arquitectos municipales que revisaron el inmueble propusieron que para evitar riesgos de desplome se instale en los próximos días una estructura metálica frente a la fachada, que no impedirá el tránsito por la Rúa Nova.

A lo largo de todo el día, tras la primera mala experiencia, se mantuvo un retén de guardia de los bomberos que refrescaban con agua el inmueble para evitar que se pudiesen reavivar las llamas y afectar a los edificio contiguos.

El incendio se produjo en una noche en la que ambos establecimientos no habían abierto sus puertas al público, tras la maratoniana despedida del año. Esa jornada de descanso fue aprovechada por los organizadores de la fiesta que se celebró el día anterior en La Noche para recoger. Estos estuvieron en el local hasta la una de la madrugada de ayer, tres horas antes de que se originasen las llamas.

Este voraz incendio también puso de manifiesto el riesgo que puede entrañar la maleza que campa a sus anchas en las fiscas posteriores de estos edifcios y los problemas que tienen los bomberos para acceder con sus vehículos a las calles más estrechas del casco histórico de la ciudad, como en este tramo de la Rúa Nova.

MATERIAL
Un brazo de 18 metros que se utilizó por primera vez

El segundo incendio, el del edificio número 45, se propagó rápidamente y enseguida alcanzó la parte alta del inmueble, por lo que a la hora de extinguirlo fue clave el brazo articulado del que disponen los bomberos desde hace unos años. Se extiende unos 18 metros y se utilizó ayer por primera vez para un incendio en el casco histórico, según explicó el jefe de bomberos, José Cedrón. Anteriormente se había empleado para otros cometidos, como retirar tejas y antenas de cubiertas.

Clave para el casco viejo

El brazo fue adquirido tras la llegada de José López Orozco a la alcaldía, después de que varios incendios en el casco histórico pusieran de manifiesto la imposibilidad de acceder a algunas calles y viviendas con los vehículos que había en el servicio de bomberos. En ese momento disponían de una escala de 30 metros acoplada a un chasis demasiado ancho para entrar en algunas zonas.De hecho, el brazo utilizado ayer ya va justo para calles como la Rúa Nova, por su estrechez, explica el sargento.

Más riesgo

El casco viejo es una zona sensible para el fuego porque hay casas antiguas en las que abunda la madera y a veces tienen instalaciones eléctricas viejas que tienen cierto riesgo, sobre todo cuando se conectan muchos aparatos de alto consumo. Cedrón recordaba ayer otro gran incendio que se produjo hace años muy cerca, en una casa donde hoy está el Pazo da Maza.

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