Manuel José Quintás Vázquez, un vecino del barrio de Abella, tenía, a principios de este verano, 50 aves de corral y en apenas un mes se quedó solo con 2. Podría haber sido el zorro o una ave rapaz pero, en este caso, los ladrones demostraron algo más: su pericia para levantar cerraduras de puertas metálicas.
No fue la primera vez, ni la segunda, ni la tercera. Más bien fue ya la cuarta. Ocurrió en pleno puente. Entre las siete y media de la tarde del pasado viernes y las once y media de la mañana del sábado. Nadie vio a los ladrones, ni se sabe cuándo o cómo llegaron. Solo se sabe que consiguieron su objetivo que, en esta última ocasión, fue el robo de 15 de las 17 aves que quedaron en el gallinero entre gallos, pollos y gallinas. El caso es que, poco a poco, fueron desapareciendo las 50 aves que Manuel tenía en el gallinero hasta quedar, a fecha de ayer, solo 2.