Un enigma pendiente

Una chica observa las zapatillas colgadas en Montero Ríos (Foto: Pepe Álvez)
photo_camera Una chica observa las zapatillas colgadas en Montero Ríos (Foto: Pepe Álvez)

A simple vista esas zapatillas de la imagen, colgadas de un cable de la luz en la calle Montero Ríos, pueden parecer una rocambolesca gamberrada o un inverosímil intento por llamar la atención a los transeúntes. Pero no. Lo cierto es que esta llamativa estampa callejera guarda en silencio un sinfín de posibles y misteriosos significados. Y no sólo eso. Lejos de constituir un hecho aislado, esta práctica que ha llegado a Lugo se extiende por todo el planeta.

Se llama ‘shoefiti’, el vocablo fusiona el sustantivo inglés ‘shoe’ (zapato) con la terminación de graffiti, ya que, para muchos artistas como el argentino Santamarina, esta particular escultura aérea no es sino una nueva manifestación artística alternativa. No obstante, se trata de un movimiento cuyo origen y propósitos son tan dispares como la extraordinaria cantidad de zapatillas que penden de los cables de la luz de todos los países del mundo.

Origen

Sus inicios se perfilan en torno a los barrios más tenebrosos de los Estados Unidos. Allá donde toda tribu urbana se adueñaba de cada parcela de asfalto y donde la droga circulaba por doquier, las zapatillas colgadas delimitaban el territorio de las bandas urbanas y señalaban los puntos donde se podía conseguir la heroína. Las versiones más radicales dicen que las zapatillas pertenecían a la víctima de un ajuste de cuentas y lucían sobre los cables de la luz como todo un trofeo de caza.

En España los orígenes del movimiento apuntan a asuntos menos truculentos, pues eran los soldados que acababan la mili quienes se decantaban por lanzar sus botas militares cuando terminaban el servicio y decoraban de esta forma los alrededores de los cuarteles. Claro que tampoco falta quien lo usa como un método poco recomendable de limpieza de armario e incluso para gastar las clásicas novatadas a los principiantes de los colegios mayores o aprovechando la debilidad de los compañeros que se pasan de copas por la noche.

Nuevos significados

Sin embargo, en la actualidad está cobrando pulo la teoría de que estas zapatillas que no temen las alturas marcan un antes y un después en la vida de una persona. Por ello, es habitual que el dueño de los zapatos decida lanzarlos para mostrar a todo el barrio una importante efeméride. Un futuro casamiento, puntos de inflexión en la juventud, la pérdida de la virginidad o una muerte cercana son acontecimientos que suelen ser merecedores de esta suerte de exhibicionismo urbano.

Asimismo, no falta quien prefiere atribuir a esta llamativa huella aérea un significado mucho más trascendental, pues para algunos estas zapatillas que cuelgan sobre un cable de luz constituyen todo un alegato contra la sociedad de consumo y la irreflexión característica de la sociedad contemporánea.

Sea como fuere cada par de zapatillas suspendido tiene una historia que contar. Un fenómeno enigmático que ahora salpica también las calles de Lugo.

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