Un Camino de pequeñas joyas

Shinko Hess, ayer en Lugo (Foto: Pepe Álvez)
photo_camera Shinko Hess, ayer en Lugo (Foto: Pepe Álvez)

El Camino no sólo es turismo, cultura y deporte, también puede ser una buena ocasión de hacer amigos y conocer a gente con distintos intereses y aficiones. Algo así debió suceder con Shinko Hess, una japonesa forofa de las rutas jacobeas, y Manolo Gómez, un estudioso de las setas que aprovecha su recorrido por el Camino para descubrir nuevas especies y documentarlas.

Manolo Gómez Sanz tiene, a sus 63 años, dos aficiones: recorrer el Camino de Santiago y estudiar el mundo de las setas. Su decisión resultó fácil de tomar. Aunó ambos intereses y el pasado día 20 salió de Oviedo con la intención de recorrer el Camino Primitivo hasta Lugo y, de paso, descubrir todas las setas habidas por haber que se cruzaran a su paso. No era la primera vez, ya el año pasado Manolo Gómez recorrió el Camino Francés con la misma intención. En este camino, reunió 64 fotos de especies diferentes. En el Primitivo, la cifra fue un poco más baja, oscilando entre 50 y 60. «Mi idea es reunir material para, luego, dar una conferencia sobre las setas en los distintos caminos de Santiago», afirma.

Y para ello se preparó. Su mochila no es la de cualquier peregrino. Manolo va provisto de un cuentahilos («una lupa que te permite ver todos los detalles de la seta», dice), una navaja con la hoja curvada y con un cepillo incorporado y varios productos químicos que le permiten catalogar cada ejemplar. «Llevo un reactivo de Melzer, hidróxido potásico, sulfato de hierro y amoniaco, entre otros», explica.

De todas las especies que observó, una le llamó poderosamente la atención. Se trata del phallus caninus «que, como su nombre indica, tiene la forma del miembro viril del perro», señala, al tiempo que reconoce que este tipo de seta nunca lo había visto. Finalmente, la encontró entre Salas y Tineo.

Sexto sentido

Parece casi imposible, para un profano en la materia, poder hacer el Camino a buen ritmo al tiempo que se buscan setas. Sin embargo, este hombre tiene un instinto especial para ello. «Es un sexto sentido, siempre voy mirando dónde puede haber setas. Yo siempre les digo a los amigos que hay que ponerse en el lugar de la seta. Conociendo el hábitat, es fácil adivinar dónde puede estar. Por ejemplo, cuando ves un árbol enfermo, suele haber a su lado setas parásitas que, incluso, llegan a matar al árbol», cuenta.

De todas formas, este peregrino mantiene, dentro de lo razonable, los tiempos. «A lo mejor, me lleva hacer el tramo una hora más, pero tampoco hay tantas setas, sobre todo este año con lo poco que llovió. Me fijo, simplemente, en las que encuentro en el Camino, a cinco o seis metros de mí, no en las que están lejos», afirma.

Trotamundos

Con medio mundo recorrido a sus espaldas, la peregrina japonesa Shinko Hess recaló ayer en la capital lucense de camino a Santiago de Compostela, donde todavía no finalizará su periplo, ya que espera seguir su marcha hasta Muxía.

A sus 61 años, esta mujer -que sabe alemán, inglés y español- acumula innumerables experiencias de su paso por países como México, Cuba, Estados Unidos, Tailandia, Italia, Francia, Holanda o Polonia, entre otros muchos. «Y también recorrí España, que me encanta», asegura.

En un perfecto castellano -que aprendió en los dos años que vivió en Barcelona- Shinko afirma que lo que más le impresionó al conocer Galicia es el paisaje de montaña y la comida. «De Lugo me encantó la muralla. Me parece impresionante lo bien acondicionada que está para caminar por ella y poder ver la ciudad desde arriba», apunta. «La catedral también me gustó mucho y me impresionó el trabajo de restauración que están realizando, aunque siento no haber podido contemplar bien la fachada por culpa de los andamios».

Al margen del patrimonio que atesora la ciudad, esta peregrina tiene claro que Lugo destaca igualmente por dos cosas: «Sus tascas y los pinchos de tortilla», que ya tuvo ocasión de degustar.

Esta japonesa conoció Galicia el año pasado, cuando recorrió el Camino Francés. Empezó sola y encontró a la viguesa Mara. Ahora van juntas. Esperan llegar mañana o pasado a Santiago. Después, volverá a Alemania, donde vive desde hace 30 años y donde hace artesanía de Tiffany’s, pero piensa volver y hacer el Camino aragonés.

Esta mujer se encontró en pleno camino con una fiesta en su honor. En Güemes, Cantabria, estaba todo el pueblo esperando al peregrino 5.000 y el peregrino fue ella. Tocaron las campanas en la iglesia del pueblo y hubo fiesta en su honor. ¿Quién le diría a esta mujer que estudio para profesora de japonés y de educación física pero que prefirió viajar por el mundo en lugar de ejercer esos oficios que acabaría siendo profeta en tierra ajena?

EL MÉTODO
Un peregrino muy científico

Este aparejador jubilado forma parte de la Sociedad Micológica de Madrid y de la sociedad Bresadola, en Italia. Las setas lo acompañaron desde niño y su gastronomía, también. De hecho, tiene compiladas 150 recetas de autoría propia.

Para este peculiar peregrino, con espíritu científico, la jornada diaria del Camino se completa, por la noche, con un estudio exhaustivo de cada fragmento de los ejemplares más curiosos encontrados en la etapa. «La esporada la hago en una mesa sobre una cartulina. Cojo papel higiénico, lo mojo ligeramente y así queda en el papel el dibujo del himenio. Quedan así toda la noche, luego cierro el papel y lo guardo. En Madrid, estudio las esporas», cuenta.

Hallazgo

Fueron ocho días de kilómetros y de búsqueda de ejemplares. Ocho días que no resultaron estériles. Uno de los últimos descubrimientos fue el de la clatus ruber, una seta de origen neozelandés que llegó a Europa en un paquete de lana virgen de oveja importada desde ese continente. Y la encontró aquí, a sólo 8 kilómetros de Lugo.

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