Un bar donde el tiempo vale

Clientes sirviéndose vino en People Paytime (Foto: Xesús Ponte)
photo_camera Clientes sirviéndose vino en People Paytime (Foto: Xesús Ponte)

La calle de los vinos, pese a ser una de las más antiguas, está en constante renovación. Lo último es un local, People Paytime, donde los clientes pagan por el tiempo que están, además de por la consumición, que sale más barata. En este negocio, ubicado en una esquina emblemática, la de la calle Cruz con la Praza do Campo y Rúa Catedral, el cliente entra y recibe una tarjeta, que registrará tanto el tiempo que permanece en el local como el tipo y la cantidad de la consumición que haga que, por otra parte, puede servirse él mismo.

El tiempo mínimo de estancia por el que se paga en este local es media hora, que sale a 47 céntimos. En ese tiempo, el cliente puede servirse las consumiciones que quiera, que quedarán registradas en la tarjeta y que, según sus responsables, saldrán más baratas de lo que suele ser habitual en otros establecimientos.

«Un Azpilicueta, por ejemplo, se puede tomar por 1,30 y, aunque pagues el tiempo, te sigue saliendo más barato de lo habitual. Se trata de adecuarse al precio que la gente quiera pagar. Es decir, al cliente, si está poco tiempo, le sale el producto más barato. Invitar aquí a un amigo sale también mejor porque una caña cuesta 70 céntimos, aunque el amigo tenga que pagar el tiempo que echó», cuenta el gerente del local, que afirma que el objetivo es la que rentabilidad del novedoso negocio se base «en el flujo de gente y en que tomes o no algo, siempre pagas un tiempo mínimo de estancia, que es la media hora».

Noche

Una hora al día cuesta 0,95 céntimos. A partir de las once y media de la noche, el precio por hora se eleva a 2,95 euros, aunque también baja el coste de las consumiciones.

El local, que cuenta con tres plantas, permite a la clientela moverse por cualquiera de las estancias e incluso prepararse sus propias copas tras comprar su botella que, además, se puede guardar en una taquilla durante dos semanas. «Hay dispensadores de lima, limón, naranja, cola, hielo... y cada cual hace su copa. Cuando termina, se echan los residuos en un contenedor», señala el gerente.

  • Modelo nuevo en una zona en continuo cambio

La zona de los vinos vuelve a destacar como la más pujante y es el escenario de las principales apuestas novedosas que realizan los hosteleros lucenses. Al amparo de locales muy clásicos, donde la fama viene ya de lejos y el reclamo es casi siempre la gastronomía, surgen, iniciativas nuevas. La innovación no ha acabado y el nuevo local, por ejemplo, ya planea hacer un club, cuyos integrantes podrían conservar hasta tres semanas las botellas en la taquilla además de obtener descuentos en las tiendas que exponen sus productos en el bar y que son Blackmarket, Opticalia y Años 50.

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