Tras los únicos amigos de Irún

La pareja berciana que busca a sus amigos lucenses, en una foto tomada en Irún (Foto: EP)
photo_camera La pareja berciana que busca a sus amigos lucenses, en una foto tomada en Irún (Foto: EP)

A principios de la década de los setenta, cuando el régimen franquista comenzaba a agonizar, ETA iba ganando fuerza amedrentadora entre los ciudadanos y el sentimiento nacionalista se hacía más fuerte y visible en el País Vasco, llegó a Irún un matrimonio formado por dos bercianos, María Carmen Sánchez Folgueral y José Lago Martínez. El marido acababa de ingresar en el Cuerpo Nacional de Policía y, recién casados, les tocó empezar su vida en común en un ambiente hostil y en un entorno social que se cerró para dejarlos fuera. Sólo la hospitalidad de una pareja formada por una lucense y un valenciano hizo aquellos años más llevaderos. Ahora, desde su residencia en Villafranca del Bierzo, tratan de localizar a sus benefactores, para agradecerles el caluroso recibimiento que les dispensaron y el cariño con el que supieron llenar la ausencia de la familia y los amigos. Buscan a la pareja en Lugo, porque aquí se vinieron tras su paso por el País Vasco. Sin embargo, el paso del tiempo parece haber borrado las huellas de su retorno a Galicia.

Pasadas cuatro décadas desde su llegada a Irún, sobre el año 71, María del Carmen Sánchez mantiene la ilusión de encontrar a Juan y a Dolores, a la que todos llamaban entonces Loli. A ellos y a sus tres hijos, Juan Carlos, Ginés y Luis Miguel. Lamenta profundamente el cúmulo de circunstancias que los llevó a perder por completo el contacto con esa familia. «Nunca les agradecimos lo suficiente lo bien que se portaron con nosotros, pero en aquel momento éramos jóvenes y no pensábamos las cosas de la misma manera. Ahora, pasado el tiempo, te das cuenta», reconoce.

María del Carmen recuerda que cuando tuvieron que marcharse de Irún, porque a su marido le surgió un nuevo destino en León, quedaron en comunicarse con la pareja y sus tres hijos, pero fue pasando el tiempo y, poco a poco, perdieron el contacto. Al parecer, Juan y Loli viajaron incluso hasta el Bierzo, después de que hubiesen dejado el País Vasco, y estuvieron en casa de sus padres en Ponferrada, pero la madre perdió «la dirección» que le dejaron y, con ella, la posibilidad de reencontrarse con los amigos.

«Loli era de un pueblo de Lugo, en el que también vivían su madre y su hermano», afirma Mari Carmen, pero no puede recordar de cuál se trata. Aunque ha pedido ayuda a la Policía Municial, al casero del edificio en el que ambas familias vivían en Irún -en el número 3 de la calle Erlaitz- e incluso a otros vecinos, tampoco ha conseguido averiguar los apellidos de Dolores y Juan, lo que dificulta aún más la búsqueda. Sólo sabe que la pareja tendrá ahora entre 70 y 75 años, mientras que sus hijos pueden tener entre 40 y 46 años de edad.

De su memoria también ha conseguido rescatar algunos datos deslavazados. Al parecer, la pareja había emigrado antes a Francia y en Irún, Juan «trabajaba en las obras de la autopista» y conducía «un Simca», todavía con matrícula gala. También recuerda que eran muy amigos de una pareja, formada por Tina y Andrés, y que tenían un perro, «parecido a un labrador, pero de color negro, que se llamaba Duque».

«Nos haría muchísima ilusión encontrarlos y volver a hablar con ellos», reconoce María del Carmen, porque «cuando llegamos, nadie se relacionaba con nosotros, no entendíamos el idioma y yo me sentía muy sola. Lloré lo que no está escrito. Sin embargo, aquella gente nos hizo sentir de otra manera, con su calidez y con su cercanía. Hasta pasamos la Nochebuena con ellos», recuerda la berciana.

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