Trabajos al ritmo de la antigua Roma

Obras en el puente viejo. (Foto: Pepe Tejero/AEP)
photo_camera Obras en el puente viejo. (Foto: Pepe Tejero/AEP)

El puente romano continúa en obras y el debate acerca de su peatonalización sigue tan candente como hace unos meses, cuando muchos ciudadanos -ilusos ellos- pensaban que el mes de marzo comenzaría con la inauguración del renovado viaducto. Las previsiones no se cumplieron y la idea de prohibir el paso de vehículos por el puente encendió las iras de muchos comerciantes y vecinos del barrio de A Ponte.

Uno puede estar a favor o no de peatonalizar el monumento, pero está claro que el cabreo de los residentes de la zona es lógico. Y no sólo porque la iniciativa merme considerablemente las ventas de sus negocios -un descenso que llevan sufriendo desde el inicio de las obras-, sino porque el alcalde les había prometido que el puente quedaría abierto al tráfico rodado en una dirección.

Está claro que no están los tiempos para fiarse de las promesas de los políticos, pero los afectados no se consuelan con tópicos y quieren explicaciones. «Orozco dijo que no podría tener sobre su conciencia que algún peatón resultara atropellado. ¿Qué pasa, qué hace ocho meses no le preocupaba eso? Además, propuso que el bus urbano gire en un espacio reducido y sin aceras por el que también pasa gente. Entonces, ¿sólo le preocupan los transeúntes del puente?», se preguntan.

Los vecinos y empresarios de la zona también están hartos de que las obras se demoren hasta el punto de no tener fecha de finalización, por lo que piden al alcalde que obligue a la empresa a fijar un plazo y que tome medidas «serias» si no se cumple.

«A la empresa le da igual pagar cien euros diarios de penalización. De hecho, cada vez hay menos operarios en la obra y el viernes por la tarde ya ni tan siquiera vinieron a trabajar. Orozco dijo que trabajarían a todo ritmo para acabar cuanto antes, pero, una vez más, incumple su palabra», insisten. Y mientras las obras siguen, la polémica también.

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