SOS en una ciudad ratonera

Un vecino de Castelo que hace un año sufrió un ictus no puede acudir a rehabilitación al Hula cuando llueve mucho o varios días seguidos porque la ambulancia no es capaz de llegar a su casa, a la que conduce un camino de tierra, según relató recientemente a este periódico. Pero, lejos de lo que puede parecer, su situación no es excepcional. A priori, la ciudad puede parecer un sitio seguro en caso de necesitar servicios de emergencia (ambulancia, bomberos, policía...), por la cercanía de estos, sobre todo si se compara con las aldeas o casas aisladas y con accesos difíciles que hay por toda la provincia, pero esa cercanía no siempre es garantía.

En la capital hay viviendas a las que un camión de bomberos o una ambulancia tienen muy difícil llegar, como quedó demostrado de nuevo hace unos días en A Ponte. Héctor y Paula Pin Lage perdieron a su abuelo recientemente. José necesitó asistencia sanitaria en su casa, en el tramo de la Calzada da Ponte comprendido entre la N-VI y la Ronda do Carmen, a donde el médico llegó recorriendo a pie 200 metros porque la ambulancia en la que iba no pasaba por debajo de ninguno de los puentes que hay en la zona

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