Seis detenidos en una gran redada de la Policía en O Carqueixo

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La Policía Nacional desplegó ayer un espectacular dispositivo en O Carqueixo en busca de las personas que participaron el pasado sábado en un disturbio protagonizado por un centenar de gitanos y que se saldó con los agentes disparando al aire, tres policías heridos y un par de coches patrulla dañados. La respuesta policial se hizo esperar unos días pero fue contundente: el poblado chabolista fue tomado por una treintena de agentes pertrechados con equipo antidisturbios que, en una operación de clara intención ‘pedagógica’, se llevaron a seis personas detenidas.

Pocas veces un poco de agua, lanzada además para apagar un fuego, había provocado semejante incendio. El pasado sábado, un centenar de gitanos esperaban con sus mejores galas para acudir al culto. Un avión antiincendios que había acudido a apagar un fuego que estaba cerca de las casas del poblado tuvo la mala fortuna de dejar caer parte del agua sobre el grupo. La tangana que se armó fue de tal calibre que la pareja de policías que estaba en el lugar tuvo que disparar varias veces al aire para evitar que los rodeasen, armados con palos y piedras.

La sangre no llegó al final al río, pero la maquinaria policial ya se había puesto en marcha. Una vez identificadas al menos diez de las personas que participaron en los disturbios, ayer por la tarde acudieron en su busca. Dirigidos por el responsable de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana y con el apoyo de la Unidad de Intervención Policial con sede en A Coruña, tres decenas de agentes cercaron ayer O Carqueixo y fueron casa por casa, coche por coche, en busca de los sospechosos.

Chalecos antibalas, pasamontañas, cascos, porras, lanzapelotas de goma, varios furgones y coches patrulla... La puesta en escena no dejaba lugar a dudas del doble mensaje que se quería enviar: uno, sobre la delincuencia; otro, sobre el respeto.

La operación comenzó en torno a las cinco de la tarde; pasados los primeros momentos de tensión y desconcierto, transcurrió sin más escenas de violencia que las precisas. El principal problema que se encontraron los agentes es que no había orden para entrar en las casa, por lo que tuvieron que ir casa por casa pidiendo a los propietarios que les dejaran entrar o que salieran para ser identificados. La cosa tenía su aquel: «Señora, si no abre para que podamos ver quién está dentro no nos vamos a poder ir hasta que no salgan todos», trataban de explicarse los agentes por las ventanas; «Váyanse, que aquí no queda nadie», se respondía desde dentro de algunas; «Pero cómo que no, si acabamos de ver entrar a dos corriendo. Ande, dígales que salgan que si no nos quedamos aquí toda la noche...».

Uno fue localizado en un coche, otros en las casas y hasta hubo un despistado que llegó al poblado más de una hora después de iniciado el dispositivo y acabó en la furgona. Así hasta seis de los que iban a buscar como autores de la agresión a los policías. Entre los objetos decomisados, una escopeta que estaba apoyada a la puerta de una de las chabolas. También se encontró un cuchillo de 16 centímetros de hoja y un bastón con punta metálica.

Una vez superado el primer susto, por las sucias calles en torno a las que se organiza la miseria se fueron formando grupos de mujeres y chiquillos a los que podía más la curiosidad que el miedo. A esa hora había pocos hombres en el poblado, y menos después de las seis detenciones. «Pero si la mayoría de los que estaban el otro día viven en Lugo, señor agente, si sólo vienen aquí para el culto», trataba de razonar un gitanos.

Verdad o no, por allí no se veía mucho movimiento. Los teléfonos móviles echaron humo y quien más y quien menos se dio por avisado. Un poco después debía comenzar la celebración religiosa que todos los días, salvo lunes y viernes, se celebra en la pequeña capilla, pero nadie acudió. «A mí me llamaron», explicó después a este diario el pastor que oficia allí, «y me dijeron que estaba la Guardia Civil pegando palos a todos. Así que se suspendió».

No hubiera sido necesario porque para antes de las siete de la tarde se levantó todo el dispositivo. Los agentes eran conscientes que había culto y no tenían la más mínima intención de causar más molestias de las estrictamente necesarias para que su mensaje llegara con claridad: cada uno en su chabola y la Policía en la de todos; mejor nos respetamos.

SUP
Más de 20 delitos contra policías en cuatro meses

El Sindicato Unificado de Policía (SUP) alertó ayer de que entre junio, julio, agosto y septiembre se han registrado 23 delitos de atentado o de resistencia grave a agentes de la autoridad en la comisaría de Lugo.

Este sindicato policial, que se personará como acusación contra los detenidos ayer, solicita que « no salga tan barato pegar a un agente del Cuerpo Nacional de Policía», ya que «estos delitos finalmente suelen tipificarse como meras faltas y sus sanciones reducidas a multas pecuniarias». En este sentido, recuerda que el Código Penal contempla hasta penas de prisión para los culpables de este tipo de delitos, si bien nunca suelen aplicarse.

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