Roces en el alero y frenazos delanteros producidos en seis zonas clave del casco urbano

Un roce con un vehículo es un atropello. Los peatones que actúan con esta intención suelen situarse en pasos de cebra, «donde los coches van más despacio porque así el golpe es menor», explica Encarna Calaza. El impacto ha de ser pequeño para no arriesgar mucho. Por eso, el peatón suele cruzar de lado, chocando con el alero. El objetivo sería que la lesión no pasase de un esguince cervical o de golpes en la cadera, rodilla u hombro.

Además de atropellos, también son frecuentes los frenazos delanteros inesperados que causan golpes por detrás.

Este tipo de sucesos se producen, fundamentalmente, en seis zonas: Lamas de Prado, Ramón Ferreiro, Ronda de la Muralla, avenidas de Madrid y A Coruña y Garabolos.

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