Retratos serenos de la muerte

Mujer sobre una cama. IMÁGENES DE ARTURO REBOREDO
photo_camera Mujer sobre una cama. IMÁGENES DE ARTURO REBOREDO

Virginia de la Cruz Lichet realizó su tesis sobre la fotografía de difuntos en Galicia, una práctica muy extendida hace décadas que hoy casi cuesta entender. Su trabajo, recogido en un libro que se presentará hoy en el Museo, se nutre también de fondos de los fotógrafos lucenses Maximino Reboredo y José Luis Vega.

doctora en historia del Arte, Virginia de la Cruz reconoce que cuando le preguntan de qué trata su tesis dice, de un modo genérico, que de fotografía y que muchas veces se ha visto obligada a justificar su elección. Hoy en día no es fácil entender la fotografía post mórtem, a pesar de que en Galicia fue una práctica muy extendida en el siglo XIX y, especialmente, durante buena parte del XX. Su trabajo tiene también un enorme valor antropológico y da fe de cuánto ha cambiado en menos de un siglo la percepción cultural de la muerte.

Virginia se encontró este tipo de fotografía por sorpresa cuando preparaba una antológica sobre la obra del fotógrafo Virxilio Viéitez. «Me impactó mucho», reconoce, pero pensó que sería algo puntual, hasta que se dio cuenta de que había una proporción bastante elevada de este tipo de imágenes porque habían sido trabajos frecuentes, aunque no eran los que a Viéitez más le gustaban. «Se hacían por encargo, probablemente estaban mejor pagados y cumplían una función en la comunidad», indica la investigadora, que apunta que esta tarea se asumía con naturalidad, como un modo de dejar constancia rito de un paso más en el devenir vital.

Las fotografías de Viéitez son de mediados del siglo XX, pero Virginia ha encontrado fotos de este tipo en el archivo del lucense José Luis Vega fechadas en la década de 1980, las más tardías de las que tiene constancia.

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