Retorno

No sé si a usted, amable lector, le pasa lo mismo que a mí cuando estoy a punto de regresar de vacaciones: pienso en la vuelta a casa, en la monotonía de los largos días del próximo invierno pero, sobre todo, me inquiero sobre las novedades que encontraré al retornar

De entrada, la primera y triste noticia que recibo es la ausencia definitiva de dos buenas personas: Daniel Cordido, con el que ya no podré comentar los pros y los contras deportivos de nuestro querido Celtiña, y Víctor Villarabid, mi informador particular de la historia secreta de Sarria que tan bien él conocía.

Mal empezamos, como se ve, pero las cosas no quedaron ahí. En mi calle, zona ORA, me cruzo con unos vigilantes de los aparcamientos disfrazados de policías locales, o al menos eso debe pretender la concesionaria para dar el pego y crear engaño.

Lo más curioso, según me cuentan, es que estos suplantadores, o sus jefes, quieren hacer labores de policía sin serlo, multar, recorrer con un coche la ciudad para escanear las matrículas de los morosos que no hayan pagado “sus multas” y algún disparate más, por lo que espero que la Fiscalía actúe de oficio e investigue estos abusos de poder y suplantación de identidad, aunque quizás más fácil puede que sea despedir a todos los policías locales, con plaza ganada en oposición, por supuesto, y dejar en manos privadas la aplicación de las leyes, o sea, como en las repúblicas bananeras.

Pero aún me quedan algunas sorpresas más. Por ejemplo, que a la Xunta le importa un repámpano la historia de este pueblo y tras el ataque frontal para convertir al gallego en una lengua muerta, ahora decide pasar de restos arqueológicos: vease sino la excavación próxima a A Tinería o el castro encontrado en A Piringalla, ambos con más de año y medio al pairo.

Claro que esto es una minucia comparado con la putada hecha a los zapateros monfortinos por las huestes de Feijoo que han decidido quitarles la exclusividad de la bota del Xacobeo para dársela, ni más ni menos que a una empresa de La Rioja. Sí señor, a esto se le llama hacer patria. Y ser conservador.

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